Querido mejor amigo:
El otro día me rompí cuando te diste cuenta de lo que me sucedía. Leerlo de ti hizo que lo aceptase y me levatase pero me hundiese. Abrirme tanto me hizo bien, me llenó de esperanza. No sé porqué tardé tanto en hacerlo. O si, si sé, el miedo, la vergüenza y el no querer hacer daño.
Un día más quería darte las gracias. Decirte que te extraño mucho y que realmente necesito un abrazo tuyo, de esos que recomponen al instante.
Llegará el día en que pueda verte cuando quiera, cuando quieras, cuando sea necesario. Lucharé por ello.
Te extraño, mejor amigo, te quiero mucho.