Capítulo 9

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Esta vez mi reacción fue diferente, tan fría y dura. Sentí piedad por Dan, pero no tristeza; recordé el 13 de septiembre, cuando llegué por primera vez a un país desconocido, una cultura diferente y un colegio nuevo o instituto, llamado acá así. Caminando por entre las personas como si estuvieras escondiendo un secreto prohibido; rostro agachado, mirada fija en mis pies, manos en los bolsillos, suspiros entre cortados y respiración agitada. El sentarse en un pupitre sin saber si pertenece a otra persona o no. Las miradas para nada moderadas de los alumnos que pasan por tu lado: Eso es ser nuevo.

Dan, en horas del descanzo con unv arma de agua, pero esta del líquido negro pegajoso comenzó a hecharselo a todos los nuevos que estaban en el lugar, entre esos yo. Ese día tuve que ser llevado a la enfermería por ahogamiento, al pensar en ese momento siento la sensación de tenerlo en mi garganta. Sí, ahora era muy amigo de él, y lo soy, fue una broma. Pero yo perdono, no olvido.

Pasan por mi mente distintos pensamientos sobre cómo actuar. Puedo ir ahora mismo y contarle al director o llamar a Dan que se cuide, a la final SATH no me dio advertencias, pero la logíca sería si el reto es disfrutar, no puedo intervenir. Sabía que SATH hablaba muy enserio. Pero a la vez Dan se había convertido en una persona muy especial para mí, a pesar de sus errores. Simplemente no quería que le pasara algo similar a lo de Annie. Necesitaba pensar en algo, como impedirlo.

Terminé de arreglar y organizar el casillero después de unas tres horas, siempre presente pensamientos sobre eso. Mi vida se había convertido en un clico constante con SATH, se había vuelto parte de mi vivir.

Una carta –pensé- tenía una forma de que Dan se enterara sin que directamente fuese yo a decirle. Estuve en la biblioteca lo que quedó de tarde pensando qué escribirle sin que mis inteciones vayan a ser fallidas. Mil y una razones pasaron por mi mente en aquel momento, le escribí cosas como que se cuide o lo que realmente iba a pasar, pero no parada de sonar más patetico por cada reglón que leía.

A la final terminé con 15 vocetos o más sobre la mesa, ¿resultados? Ninguno. No funcionaría. Ninguna persona, ni yo creería lo que una carta me diga o, ¿si? Bueno, al principio yo fui muy exceptico sobre la situación que me está pasando ahora mismo, así que lo intentaría de igual manera. ¿Qué puedo perder?

Tomo el télefono y lo llamo:

- ¿Parcero, dónde estás?

- ¿Desde cuándo me llamas parcero?

- Como sea, Dan.

Me sentía nervioso sin ninguna razón, sólo iba a preguntar dónde estaba.

- ¿Dónde estás?

- Voy a comprar ropa, ¿por qué?

- ¿Desde cuándo tú compras ropa?

- En fechas especiales –sonó voz segura.

- ¿Algo especial hoy?

- Hoy es la fiesta Dizzy, la sexy y sensual Dizzy.

- Fiesta de egos, que emoción –suspiré-, hagamos algo más.

- No, no me perderé el momento de ver a las porristas en vikini. Vamos.

Mi respuesta automatica sería no, pero dado los acontecimientos respondí:

- Vale, sí. ¿Paso por ti?

- A las 21:00.

Y colgó.

Llegué a mi habitación y escribí de nuevo la carta.

"Daniel, sólo presta atención a lo más importante; no pregunte el motivo o el origen de ésta carta, es sólo una forma para informarte de que posiblemente suceda apartir de mañana en cuatro. Corres peligro, cuidate. Intenta no demostrar debilidad, sólo intenta estar a salvo".

- SATH -Mentes PerdidasWhere stories live. Discover now