¿Qué se supone que haga?

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No sabía exactamente donde se encontraba, solo veía a gente desconocida, a enfermeras o doctores, había demasiado ruido, las paredes eran blancas y había demasiadas puertas, no dudo mucho para saber que se encontraba en un hospital, no tenía nada más una bata puesta y claramente un abdomen muy grande, tenía miedo, demasiado, buscaba con la mirada si tal vez encontraba a Makoto, a Rin, o a alguien, hasta que vio a una persona bastante alta que no tardo en reconocer.

-¡Sousuke!

Grito varias veces su nombre, pero este ni siquiera volteaba, camino y lo más rápido que pudo, hasta que logro alcanzarlo, tomo el brazo de este y lo detuvo.

-¡Sousuke tienes que ayudarme!

Haruka pensó que tal vez obtendría ayuda de él, pero la idea se esfumo cuando vio la cara de indiferencia del mayor.

-¿Ayudarte? ¿Yo? Ni siquiera lo pienses Nanase.

Haruka se quedó en blanco, pensaba hablar o rogarle que no lo dejara solo, pero ni siquiera tuvo la oportunidad de hablar.

-¡No me vuelvas a buscar, ni mucho menos pienses llamarme, ese niño es tu problema, y no vas a arruinar mi vida!

Despertó de golpe sudando y respirando agitadamente, pero se tranquilizó al saber que solo había sido un mal sueño, habían pasado muchas cosas en los últimos dos meses, era demasiado difícil, las preguntas y los cuestionamientos de todos, los cuales entre ellos eran de regaños de Rin y Makoto sobre el por qué estaba actuando de una manera diferente, incluso habían notado que su nado era más lento, eso causaba más dudas para sus amigos, pero como siempre, los ignoraba, dejo de recibir preguntas y regaños de un día para otro, lo cual alegro un poco al azabache, otra cosa que aun extrañaba a todos, es que volvió a darle el mismo trato de antes a Sousuke, y volverlo a llamar con su apellido, pero no podía tratarlo normal de nuevo, no cuando estaba preñado de él, y algo que haría, es jamás contarle, se paró de su cama para prepararse e ir a la escuela, ahora era más rápido todo, pues con un dolor extremo y obligadamente, dejo de comer su preciada caballa, y era culpa de ese niño...o niña que estaba dentro suyo, se dirigió al baño a paso lento, y al estar en frente del espejo, se levantó su camisa, dejando ver su abdomen, el cual debería estar plano, pero ya no era así, ahora había un pequeño bulto en ese lugar, frunció el ceño y chasqueo los dientes.

-Estas causando demasiados problemas ¿sabes?

Le dijo aun mirando al espejo, cuando a lo lejos se escuchó el timbre, "¿Makoto?" pensó el azabache, pero no, era demasiado extraño que llegara temprano, incluso el castaño ya sabía que debía entrar por la puerta trasera, pero el timbre seguía sonando, así que molesto, bajo las escaleras, y se dirigió hasta la puerta.

-¿Quién es?

-¿Qué manera de hablarme es esa Haruka?

Haru trago saliva en seco, conocía a la perfección esa voz, delante de él había una señora al menos de unos 40 y tantos años en adelante, con una maleta en su mano, y le dedico una sonrisa al más joven.

-¿Mamá?

Luego de unos minutos de instalarse, Haruka se encontraba con su madre en la sala, la señora Nanase con una taza entre sus manos, él ni siquiera se había atrevido a hablar desde que ella llego.

-Hijo, no soy ninguna desconocida, el doctor ya me conto todo, y créeme, he venido aquí por eso, tu padre vendrá en una semana más por cuestiones de trabajo.

Volteo a ver con miedo a su madre, a lo cual ella prosiguió a hablar.

-También lo sabe, y te apoya, ambos sabíamos desde que eras un niño, pero no pensamos que....pues...pues tú sabes...

¡Fue solo un "Error"!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora