La variación en la naturaleza
VARIABILIDAD. Antes de aplicar a los seres orgánicos en estado natural los principios a los que hemos llegado en el último capítulo, nos es preciso discutir brevemente si estos seres están o no sujetos a alguna variación; por lo cual, para tratar este asunto con propiedad, deberíamos dar aquí un largo catálogo de hechos áridos que reservaremos para una obra futura. Tampoco discutiremos aquí las varias definiciones que se han dado ya del término especie, pues ninguna ha satisfecho a todos los naturalistas. Generalmente, esta palabra encierra el elemento desconocido de un acto distinto de la creación. El término variedad es también de difícil definición, pero en él se sobreentiende casi universalmente la comunidad de origen, aunque rara vez pueda ser probada. Tenemos también las llamadas monstruosidades, que son cierto grado de las variedades, pero presumimos que por monstruosidad se da a entender alguna desviación considerable en la estructura, y que generalmente es nociva o de ninguna utilidad para la especie.
Puede dudarse de que las rápidas y considerables desviaciones de estructura, tales como las que a veces vemos en nuestras producciones domésticas, y más especialmente en las plantas, puedan propagarse permanentemente en el estado natural, porque casi todas las partes de los seres orgánicos están tan admirablemente en relación con las condiciones complejas de su vida, que parece tan improbable que nazca repentinamente cualquier parte perfecta, como que el hombre hubiera inventado ya en el estado perfecto una máquina completa. En la domesticidad ocurren algunas veces monstruosidades que parecen estructuras normales de animales completamente distintos.
DIFERENCIAS INDIVIDUALES. Las muchas aunque ligeras diferencias que aparecen en las crías procedentes de los mismos padres, o que podemos presumir que han tenido un mismo origen por haber sido observadas en individuos de la misma especie confinados a una misma localidad, pueden ser llamadas diferencias individuales. No hay nadie que suponga que todos los individuos de la misma especie han sido fundidos, digámoslo así, en el mismo molde. Sus diferencias individuales son de la mayor importancia para nosotros, porque, como todo el mundo sabe, casi siempre son heredadas, dando, por consiguiente, materiales para que la selección natural obre y las acumule de la misma manera en que el hombre lo hace en una dirección dada con sus producciones domésticas. Las diferencias que nos ocupan afectan generalmente a las que los naturalistas consideran como partes de escasa importancia; pero podríamos demostrar, por medio de un largo catálogo de hechos, que aun las partes que deben llamarse importantes, tanto desde el punto de vista fisiológico como de clasificación, varían también en los individuos de la misma especie.
Hay un punto relacionado con las diferencias individuales, que es en extremo dificultoso: nos referimos a aquellos géneros que se han llamado "proteos" o "polimorfos", en los cuales las especies presentan cierta desordenada variación. Con respecto a muchas de estas formas, apenas hay dos naturalistas que convengan en si han de clasificarlas entre las especies o entre las variedades. En la mayor parte de los géneros polimorfos, algunas de las especies tienen caracteres fijos y definidos. Los géneros que son polimorfos en un país, parecen ser, con pocas excepciones, polimorfos en otro, y de igual manera en épocas anteriores, a juzgar por los moluscos braquiópodos. Estos hechos desconciertan, porque parecen demostrar que esta clase de variabilidad es independiente de las condiciones de la vida. Nos inclinamos a sospechar que vemos, al menos en algunos géneros, variaciones que no sirven ni perjudican a la especie, y que, por consiguiente, no han sido fijadas ni convertidas en definitivas por la selección natural, como se explicará más adelante.
Individuos de la misma especie presentan a menudo, como todos saben, grandes diferencias de estructura independientemente de la variación, como ocurre en los dos sexos de varios animales, en las dos o tres castas de hembras estériles u obreras entre los insectos, y en los estados imperfectos y larvales de muchos animales inferiores. También hay casos de dimorfismo y trimorfismo en los animales y en las plantas.
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Charles Darwin: EL ORIGEN DE LAS ESPECIES
Non-FictionPrólogo Charles Darwin, el científico naturalista que más contribuyó a la historia de la biología, nació en Shrewsbury el 9 de febrero de 1809. Quinto hijo de Robert Darwin, un próspero médico rural, y de Susannah Potter, creció en el seno de una...