El mejor novio del mundo↪KaiSoo

Capítulo 4: La convivencia🐧

Presente

     Luego de dos años de matrimonio JongIn había aprendido que la convivencia era algo realmente difícil. Después de una pelea que casi los lleva a separarse definitivamente cuando KyungSoo encontró las fotos provocativas que Yuri (la compañera de trabajo de JongIn) enviaba a su móvil, habían estado separados por una semana y JongIn tuvo que hacer algo que jamás imaginó para recuperar a su bolita de amor...

     El moreno aun podía recordar las risas de sus compañeros de trabajo en la academia, ese día KyungSoo lo había acompañado, eso sería algo normal, pero no, no cuando su pequeño bebé sostenía la correa que se conectaba con el collar que él llevaba puesto y peor aún cuando sus compañeros veían el letrero que llevaba en sus manos, ese que decía.. "Este perro tiene dueño" en letras grandes y negras, además de las muy molestas orejitas caninas que su bebe le había puesto a la fuerza.

     La moraleja era, "nunca dejes que una chica se te acerque a menos de 10m de distancia, y si lo hace, corre, corre como si no hubiera un mañana".

     Una de las cosas más importantes para no dejar morir la relación era la diversión, siempre había que mantener la sonrisa, incluso cuando tus hijos ensuciaban hasta el techo, justo como en ese momento...

     Hacía solo seis meses desde que habían adoptado a dos pequeños niños hermosos, ambos eran la alegría del hogar y habían logrado formar una familia perfecta.

     Desde su llegada la vida de la pareja había mejorado, todo era más divertido con los niños ahí, aunque había algunas complicaciones siempre se podía arreglar y continuar.

     JongIn amaba a sus hijos pero en algunos momentos quería arrancarse el cabello de la desesperación, ese era uno de esos momentos.

     Miró el techo de la sala y a sus hijos de forma continua.

—¿Alguno de ustedes quiere decir que sucede aquí?—Preguntó con su ceño fruncido.

     Quería verse como un padre firme pero no podía, la ternura de sus bebés le impedía poder poner en orden el caos que nunca faltaba, sus hijos rieron de él al ver como un poco de barro caía sobre su cabeza y manchaba una parte de su cara.

—Papá...—su hijo comenzó a hablar trabquilo. —TODO FUE CULPA DE LA LOCA, YEONHEE COMENZÓ CON LA BOMBA PAPÁ. —Su hijo gritó y apuntó a su hermana, la niña estaba completamente cubierta de barro y lo único blanco que tenía eran sus ojos y dientes. Ella escupió algo de tierra y miró a su padre con ojos de culpa.

—Papito... El día de hoy estás muy lindo.—se rió y comenzó a jugar con sus dedos.—No sé qué salió mal, realmente no lo entiendo, el tío ChanYeol dijo que funcionará.

—Solo expliquen qué sucedió, tenemos que limpiar, si su padre llega antes de que esto esté como si nada... me va a...— JongIn cerró la boca antes de decir lo siguiente, sus hijos no debían escuchar nada sobre la vida sexual de sus papás.

     Los niños suspiraron y comenzaron a relatar la historia de la bomba de barro, según los niños el tío ChanYeol les había explicado como hacer una fortaleza de barro para jugar guerras y lanzar municiones, pero de alguna manera que los niños decían desconocer, todo había acabado en una explosión de tierra, lombrices y gusanos. Entonces en el momento de limpiar, a TaeHo se le había ocurrido la genial idea de mojar la tierra para quitarla y de esa manera se había formado el barro que cubría la sala y el fondo.

     JongIn estaba preparando su garganta para dar un gran discurso de padre responsable, con gritos incluidos y sin piedad ante la ternura de sus bebés. Cuando una lombriz gigante cayó justo en su hombro. Sus ojos se abrieron a más no poder y sintió su rostro palidecer. Eso sí era difícil de aguantar...

—¡Quitenmela, quitenmela!—chilló mientras saltaba en un solo pie y movía sus manos con pánico.

—Quítala tú papá, que asco.—habló su hija, YeonHee hizo una mueca de asco al ver la lombriz que se retorcía sobre el hombro de su papá.

—Apoyo eso hermana.

     Miró a sus hijos con molestia y luego dirigió su mirada a la lombriz en su hombro, su fobia por los bichos lo estaba matando en ese instante y esa lombriz parecía divertirse como si su hombro fuera un toro mecánico.

     En ese instante, mientras sus hijos reían de su miedo, él se retorcía de asco y el techo goteaba barro y gusanos, entró KyungSoo con BaekHyun a su lado, llegaban con bolsas de las compras que había realizado minutos antes.

     Los recién llegados observaron el panorama de la sala y KyungSoo negó suavemente con su cabeza, estaba impactado.

—¡Amor! —JongIn corrió hasta su esposo y lo miró con ojos suplicantes.—Quita este monstruo de mi.

     KyungSoo soltó las bolsas que cayeron al suelo y quitó la lombriz. Miró a su esposo y se acercó a besarle como cualquier día común, ignoró la mugre, se agachó para recoger las bolas que descansaban a sus pies y siguió su camino a la cocina sin decir nada.

—Si yo fuera ustedes, limpiaba esto e iba a dormir temprano. —BaekHyun sonrió y tomó el mismo camino que había hecho su amigo.

     Cuando estuvieron solos, JongIn miró a sus pequeñas bestias y se acercó a ellos, se inclinó y puso una mano en cada pequeño hombro.

—Limpiaremos esto y haremos todo lo que papi Soo diga.

     Sus hijos asintieron y en un dos por tres estaban manos a la obra.

     Cada lombriz fue lanzada al fondo (JongIn no participó en esa actividad), los gusanos fueron barridos (JongIn tampoco participó de esa actividad), el barro fue trapead, esta vez JongIn sí participó en esa actividad y se dejó abierta la puerta para ventilar la pieza.

     Los tres trabajaron como nunca lo habían hecho hasta que la sala volvió a ser hermosa y limpia como siempre. Luego de eso los tres corrieron a prepararse para dormir.

     En la cocina KyungSoo se reía junto con BaekHyun.

—El castigo real se lo daré en la noche.— dijo tranquilo mientras bebía una taza de café y comía algunos dulces que habían comprado.

     BaekHyun se rió y se sintió divertido por la situación.

—No quisiera ser él...

—Nadie querría... nadie querría Baek.— dijo con voz maliciosa.

Paso número 4 para cazar un pingüinito: No hagas enfurecer a la bestia.