🐧Epílogo🐧

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Algunos meses después...

     La casa estaba tranquila y KyungSoo aprovechaba eso para escribir su novela, era un libro romantico y erótico basado en sus experiencias vividas y sus deseos por vivir al lado de su marido, mientras que al mismo tiempo tomaba un delicioso té con canela y menta, ese que JongIn odiaba y el cual siempre criticaba.

     Luego de algunos minutos de paz KyungSoo suspiró y cerró su portátil, podía sentir los pasos fuertes y apresurados de su esposo que bajaba las escaleras.

—¡KyungSoo! Mirá! ¡Ya me pagaron! — JongIn bajaba corriendo con una enorme sonrisa alegre.

—Te vas a caer...

     Dicho y hecho, en el último escalón JongIn se enredó con sus propios pies y tropezó, se sujetó con toda su fuerza del mango de la escalera y logró estabilizarse.

—Dejá de ver el futuro, te dije que esas cosas son del diablo. — Lo regañó y continuó su camino hasta el otro.

     JongIn llegó a su lado y dejó un beso en sus labios, sonrió aún más y se paró junto a él, en sus manos traía un sobre blanco.

—¿Qué es eso?

     Como si sus palabras fueran un detonante y el moreno una bomba, su esposo comenzó a saltar a su alrededor mientras movía el sobre.

—Esto, mi querido KyungSoo, es el dinero que gané con los libros que escribí.

—Querrás decir, los libros que yo escribí y que tú hiciste pasar por tuyos. Querido esposo. — le habló serio, aunque no estaba realmente molesto.

—Nadie se tiene que enterar. —Se rió como loco y abrió el sobre.

     Dentro había un cheque, JongIn casi pierde los ojos al ver la suma de dinero que había ahí.

     Al ver la mirada de su esposo, KyungSoo le quitó el papel y comenzó a leer, a medida que avanzaba más y más, le fue imposible contener la risa, comenzó a carcajearse y tuvo que llevar una mano al estómago que comenzaba a doler por la risa.

—Ay amor, no te pongas mal, yo tampoco gane mucho con mi primer libro. —Se acercó a JongIn y lo abrazó por la cintura. — Diez mil wons te dan para que te compres un helado.

—Pero no lo entiendo. Todo había salido tan bien.— lloriqueaba en el hombro del otro.

—Aquí dice que se descontaron los gastos extras antes de hacer la entrega.— leyó y suspiró. — Si hubieras sido menos extravagante, tendrías más, pero las nenas en bikini y el champán no son baratos, Nini.

     JongIn suspiró y asintió resignado, definitivamente si publicaba otro libro, sería más austero.

     Se dejó abrazar por KyungSoo cuando una idea llegó a su mente de la nada y la sonrisa volvió a sus labios, esta vez acompañada de un extraño brillo diabólico en ellos.

—KyungSoo-yah... mi corazoncito moreno está muy triste y hay algo que tú puedes hacer para que eso cambie. — le sonrió coqueto a un confundido pelinegro.

     Fue cuestión de segundos cuando KyungSoo frunció el ceño y bajó la mirada sonrojándose un poco, entendiendo lo que su esposo le pedía.

—Voy por la falda...—dijo cansado y salió caminando rumbo a la habitación. Cuando estaba subiendo la escalera se detuvo y miró a JongIn.—¿También tengo que usar la peluca?

—Claro que si nena.

—Cómo usted diga. Amo. — con esas últimas palabras salió corriendo rumbo a su cuarto.

     Jamás admitiría que si le gustaba vestirse de chica de vez en cuando, pero estaba bien hacerlo algunas veces, estaba bien ceder ante los deseos extraños de su esposo.

     Todo estaba bien para él mientras fuera para JongIn. Después de todo, le había tocado el mejor novio, esposo y padre de familia del mundo, quería aprovecharlo al cien por ciento hasta el último día.

El mejor novio del mundo↪KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora