𝑨𝒍𝒎𝒂 𝑫𝒆 𝑪𝒓𝒊𝒔𝒕𝒂𝒍 ×𝑲𝒂𝒈𝒆𝑯𝒊𝒏𝒂×

Trozos

Habían quedado de verse ese día a las 6:00 en el café cerca del colegio. Iban a ir todos los amigos, simplemente sería grandioso.

Hinata se esforzó en arreglarse (un poco, aunque sea), el amor hacía eso, lo obligaba a verse más veces en el espejo y sonreír a todo el mundo.

En especial sonreirle a él. Ese tonto chico que no podía notar sus sentimientos.

-Hoy puede ser ese día- Hinata se decía antes de verlo-, hoy podrás ser el único al que mire.

El pequeño era un sol, resplandeciente de alegría en cualquier momento, en cualquier lugar, siempre que él estuviera cerca.

Por eso no se esperó para nada lo que ocurrió en el café.

Casi todos estaban ya reunidos en una mesa, solo faltaba la razón por la que su corazón latía de alegría. Eso lo ponía nervioso. Quería verlo ya.

Fue entonces que sucedió lo inesperado. La campanita que avisaba la entrada de alguien hizo ruido, Hinata no podía voltear aún, no como el resto, por eso fue peor cuando pasó.

-Hola- esa voz... Era la del Gran Rey.

Hinata pudo girar la cabeza con dificultad, todos parecían muy asombrados.

Kageyama y Oikawa iban tomados de la mano.

-Lamento no haberles dicho esto antes- habló al fin Kageyama, rojo como un tomate-. Estoy saliendo con Oikawa-san.

Palabra por palabra, letra por letra, su pequeño corazón fue rompiéndose en trozos diminutos mientras sus ojos soportaban las lágrimas.

-Tengo que irme- nadie nota su verdadera molestia, lo dejan marchar sin más, Kageyama solo cree que está sorprendido. Y nada más.

Nadie conoce el dolor que oculta su pecho, no pueden escuchar los cristales bailar dentro de él.

¿Realmente duele tanto amar?