Ánimo

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Hinata debía admitir una cosa: él había deseado con todas sus fuerzas gritarle al idiota de Kageyama lo que sentía por él. Sí, tantas habían sido que había terminado tropezando con su propia lengua, no llegando a decir nada más que balbuceos hasta que fue salvado por los chicos del Karasuno.

Algo terriblemente vergonzoso, por lo que Kageyama huyó del lugar despidiéndose de forma seca y tosca.

Hinata se siente horrible al recordarlo estando allí, en medio de la profunda oscuridad de su habitación. Termina por estrellar sus manos contra sus mejillas.

-¡No pedí ayuda para echarlo a perder todo yo!- se levanta de la cama, aún cubierto por una frazada roja- ¡Mañana se lo diré!

Y lo conseguirá. Porque este pequeño sol tiene todas las de ganar.

Kageyama también está pensando en él.

𝑨𝒍𝒎𝒂 𝑫𝒆 𝑪𝒓𝒊𝒔𝒕𝒂𝒍 ×𝑲𝒂𝒈𝒆𝑯𝒊𝒏𝒂×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora