Empecemos con el amor.
El amor es lo más universalmente hermoso que existe, el sentimiento más puro.
Es la necesidad de cuidar, acoger, estimar, apreciar.
Es chocolate caliente en un clima 0 grados.
Es un oasis en el desierto.
Es electricidad en el cuello, el temblor de piernas.
Es volar alto como las gaviotas.
Es como ver un amanecer en la playa.
Es el brillo en los ojos, las manos sudadas, las risas nerviosas.
Es abrazos fuertes, besos prolongados.
Es magia, chispas y calor.
Es noches estrelladas, luna llena, buen vino, brisa suave.
Es café por la mañana.
Es la entrega del alma.
Es, sin más que abundar, lo mejor en todo el universo.
Como las monedas, tiene dos caras.
Es dulce al paladar, delicia, exquisitez.
Hasta que llega alguien con la realidad en el corazón, manos destructivas y boca venenosa.
Se torna oscuro, las estrellas no aparecen y la luna se olvida de ti.
Es como si saltaras de un precipicio sin paracaídas y cayeras en una reunión de rocas puntiagudas.
Es saltar de un helicóptero a un océano lleno de icebergs, sentir como el agua penetra tus poros hasta congelar tu sangre.
Es noches de soledad, constante frío.
El buen vino se convierte en veneno de serpiente, los amaneceres en la playa se convierten en pesadillas, el sol ya no brilla con tanta fuerza, sino que se convierte en una esfera grisácea gigante y tal pareciera que está congelado.
Es sentir tu alma desgarrarse, tu corazón romperse.
Que contradictorio, no?
Sentir todas esas cosas maravillosas y que con un acto sea tan distinto.
Tan lejos de la realidad que se tenía.
Tan amargo, tan real.
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Limones Azules
Aléatoire¿Quién no quisiera ser eterno? Y si fuéramos eternos... ¿Que haríamos con todos esos años? ¿Bastaría ser eterno para poder cumplir todos nuestros deseos?
