Capítulo 1

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—Repite conmigo —dice con determinación Verónica—, necesito estas vacaciones y voy a pasármelo bien.

—Eres una pesada…

—¡Repite! ¡Vamos! —me agarra fuerte de los hombros.

—Necesito estas vacaciones y voy a pasármelo bien —digo con desgana y poniendo los ojos en blanco.

—Venga, Marina —murmura cansada—. Han pasado ya seis meses y tienes que empezar una nueva vida. No puedes limitarte a ir de casa al trabajo y del trabajo a casa…

—También quedo contigo —la miro de reojo para que no me regañe más.

—Sí, para tomar un café y ya está… tienes que empezar a hacer vida social, eres muy joven todavía, cariño…

—Vale, vale —levanto las manos desesperada por terminar esta conversación—. Por una vez te voy a hacer caso, tengo una semana por delante y lo voy a intentar.

¡Qué remedio!, ella ya se había encargado de todo. Mi mejor amiga me había reservado una semana de vacaciones para mí sola en un hotel en las Islas Canarias. Llevaba un mes dándome la tabarra para que me marchase sola y así poder desconectar de mi aburrida vida y hacer amigos nuevos y, con amigos, se refiere a ligues. Y yo, con tal de no aguantarla más, le hice caso. Creo que me estoy arrepintiendo ya de haberlo hecho…

—¡Bien! —aplaude dando saltitos mi loca amiga.

Hace seis meses que mi marido y yo nos divorciamos. Lo pillé en nuestra cama con una chica que no tendría más de veintidós años. Y el muy gilipollas, me dijo que eso había ocurrido porque yo ya no le ponía en la cama, que había engordado un poco y que eso, sumado a la rutina, lo había empujado a hacerlo. El muy… quería hacerme sentir culpable de que él no pudiese tener su bragueta quietecita.

Juan y yo nos conocimos en el instituto y fue un flechazo a primera vista. Fue mi primer amor, mi primer novio… mi primero en todo. A las pocas semanas de pillarlo en su infidelidad, me enteré de que para él no fui la primera en nada; en eso también me mintió. ¿Cómo pude estar tan ciega? Pues sí que se puede, yo lo estuve quince años. Y aquí estoy, con  casi treinta años, divorciada y sin experiencia con los hombres. Por eso siento pánico cada vez que mi mejor amiga me invita a salir a ligar por ahí, parecería una niña asustada y seguramente se reirían de mí.

Verónica siempre me ha dicho que pienso demasiado las cosas, que tengo que desinhibirme un poco y dejarme llevar. “—Además, eres guapísima y, a pesar de lo que te dijo el gilipollas de tu ex, tienes unas curvas de vértigo y eso a los hombres les gusta.” Es muy fácil decir eso desde el pedestal de la belleza pura. Ella siempre arrasa por donde va, rubia natural, ojos verdes, alta, esbelta y un glamour que más quisieran muchas de las que salen en las de las revistas del corazón. Hija de padres bien situados y acostumbrada a estar siempre a la última, en su armario nunca le falta un modelito distinto para estrenar en cada ocasión. En cambio, yo soy todo lo contrario, morena, con unos kilitos de más, no tan alta y sin sentido de la moda. Bueno, mis ojos sí que me gustan. Aunque no sean claros, me encantan.

—¡Te voy a echar de menos guapi! —grita y me abraza fuerte. Todo el mundo nos está mirando y yo me sonrojo. Estamos en la cafetería de la empresa acabando de desayunar. Mañana, uno de agosto comienza nuestro mes de vacaciones. Siempre se las apaña para coincidir en nuestras vacaciones, dice que se aburre sin mí en la oficina.

Desde que nos conocimos hace cinco años, somos uña y carne. Yo tenía una entrevista en cuanto me mudé a Madrid. Era en la multinacional Tolson, una compañía de renombre y conocida internacionalmente, dedicada al alquiler de vehículos. El puesto al que optaba era de secretaria de dirección, trabajaría para la directora de la delegación de Madrid, Carmen Salas. Verónica, era secretaria del gerente de recursos humanos y fue la que me atendió para la entrevista. Congeniamos muy bien desde el principio y, estoy completamente segura, que ella tuvo mucho que ver con mi ingreso en la empresa. Siempre lo ha negado pero yo sé que me ayudó un poco. Se lo agradeceré eternamente a pesar de que no soporto muchas veces a mi jefa. Es una cuarentona atractiva y engreída que se cree por encima de todo el mundo.

Mírame, el juego de MarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora