A través de mi cámara.

2• Mamá&Papá.

•Mamá&Papá.

[24 años]
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Los hombros de Phichit tiemblan en su intento por reprimir una carcajada y Zet se muerde el labio inferior haciendo un esfuerzo sobrehumano para mantener su rostro serio.

Madre e hijo pierden en cuanto Seung-Gil desvía la mirada de los ojos miel de su hijo mayor hacia el refrigerador que Soel acaba de asaltar. La menor sonríe con un jugo en la mano y gira sobre sí misma para salir de la cocina y dirigirse a la sala de estar.

Zet agradece en voz baja a su madre cuando el Chulanont mayor de tiende una servilleta para secar las lágrimas causadas por tanto reír.

Seung sabe cuando rendirse, sobretodo si de su querido esposo se trata y su hijo mayor es demasiado parecido a Phichit como para intentar luchar contra él también.

El coreano suspira y toma de nuevo su taza con humeante café cargado antes de dirigir la atención al joven desayunando frente a él.

—¿Estás completamente seguro, Zet?

El aludido toma su tiempo para masticar el bocado y analizar las palabras dichas por la voz tranquila de su padre.

¿Está seguro de lo que está haciendo?
Por supuesto.

Está a menos de dos meses de graduarse, por fin, de la Universidad de Artes y le han ofrecido grandes trabajos como camarógrafo, aunque ha declinado todos y cada uno de ellos porque quiere trabajar independientemente.

Y es esa su decisión.

Ha dedicado la mayor parte de su vida al patinaje artístico. Le fascina patinar y es uno de los mejores del mundo en ello, pero siente que ya es hora de dejarlo y comenzar a plantearse un trabajo que ame con cada célula de su cuerpo.

—Nunca he estado tan seguro de algo, papá.

Los labios de Seung-Gil dibujan una sonrisa casi imperceptible, pero para él y Phichit —que lo conocen tan bien— esa sonrisa muestra un cariño y apoyo que siempre ha sido dirigido para Zet.

Fue Lee quién le mostró el mundo del patinaje artístico y quién lo ayudó a convencer a Phichit para dejarlo patinar. Fue Lee quién siempre le dio consejos y lo ayudó en todo lo posible, incluso decidió entrenarlo personalmente cuando la edad de Celestino no lo dejó continuar y tuvo que retirarse.

En los últimos años, padre e hijo han estado más unidos que nunca gracias a su carrera. Zet siempre estará agradecido con su papá por todo lo que le ha enseñado, pero piensa que es momento de dejarlo. Dejar las competencias de patinaje y dedicarse a algo que de verdad lo apasiona: la fotografía.

El próximo GPF será el último y anunciará su retiro en cuanto llegue al podio. Está claro que muchos se sorprenderán. Quizás su mejor amigo hasta lo golpeé un poco.

⛸

—Es bueno saber que mis tíos apoyaron tu decisión, Zet.

—Aunque me dio la sensación de que, de alguna manera, ya lo sabían.

—El tío Phichit es camarógrafo también, ¿no? Quizás él siempre supo que ese era tu trabajo ideal, pero quería que tú te dieras cuenta por tí mismo.

—Si, es cierto —considerándolo por unos segundos, lo más probable es que eso fuera verdad. Después de todo su mamá siempre ha consentido sus caprichos de cámaras nuevas y quién le mostró los panfletos de universidades especializadas en artes un año antes de terminar el Instituto. Zet le sonríe a la cámara sólo para ver a través de la pantalla del portátil como las mejillas de su interlocutor cambian del rosa al rojo —. Como se esperaba de Yulls, siempre tienes la razón.