[33 años]
¿Cuantas emociones puede causarte una sola persona? Para Zet, Yullian Nikiforov es tanto el provocador como el receptor de cada sentimiento que va ligado al amor.
Si tiene un mal día, de esos en los que sólo quieres llegar a casa y cerrar la puerta con toda la fuerza que posees al tiempo que te ríes de todo lo que se queda fuera porque ellos aún deben lidiar con el jodido mundo exterior; sabe que Yullian siempre estará ahí, esperando por él con una sonrisa capaz de derretir montañas y secar lagos. Esa sonrisa que tiene el privilegio de ver y que va dedicada sólo para sus ojos. Entonces su novio lo cargará al sofá, pondrá una de sus películas cómicas favoritas y le llevará su intento de cena a la mesita de centro. Y así comerán mientras Ian relata su día segundo a segundo y Zet se deleitará con las muecas que hace el ojiazul, hasta que decidan tomar un baño juntos.
Y sus ojos, como ama esos ojos. Jamás creyó ser capaz de comprender a lo que la gente locamente enamorada se refería cuando hablaban de los ojos de sus parejas. ¿De verdad es posible ver el alma de una persona a través de sus orbes? ¿En serio pueden comunicarse sólo con un vistazo a los ojos ajenos? ¿Realmente sabes que todo estará bien sólo con verlo? Es posible, pensaba entonces. Después de todo, ha sido testigo de eso con sus padres desde que era un niño y sus tíos parecían experimentar lo mismo. Cuando creció vió lo mismo en su mejor amigo y Otabek.
¿Podría él pasar por lo mismo? ¿Se enamoraría? ¿Sabría lo que es el amor sólo con verlo? En algún punto, cuando estaba por rendirse y aceptar que quizá él era de esa clase de personas que no se enamoran, consideró que probablemente el amor que las personas ven es parecido a lo que él ve a través de su cámara. Las luces, las emociones, escenas y capturas mágicas que sólo es capaz de captar con su lente.
Se equivocó de forma atroz.
Un día la realidad le dio un golpe tan fuerte que la venda que tenía sobre los ojos resbaló, el nudo cedió y fue como si hubiese estado ciego toda la vida. Lo supo durante unas vacaciones que la familia Nikiforov fue a visitar a la suya.
La luz naranja del atardecer se filtraba por la ventana iluminando de forma cálida la habitación, sin embargo no fue capaz de ver a las demás personas ahí reunidas; sus ojos fijos en un par de orbes tan azules como el cielo de primavera o el firmamento al día siguiente de una gran tormenta. Fue un instante, un segundo efímero lo que tardó para comprender que estaba enamorado, que tal vez siempre lo estuvo.
Cada sonrisa, cada lágrima, cada caricia inocente que compartió con Yulls desde que éste era un bebé lo llevaron a ese momento. A esa fantástica, desconocida y aterradora emoción.
El amor junto a Yullian es natural y espontáneo.
¿Y si eso estaba destinado a suceder y por eso nunca se enamoró de nadie? Eso lo explicaría; tal vez las cosas sucedieron de esa forma porque debía esperar, el destino lo hizo esperar hasta que Ian fuese mayor y maduro.
O no.
Puede ponerse más melodramático y sensible, y pensar que siempre lo supo, pero no quiso verlo.
Quizás, sólo remotamente quizás, el amor a primera vista sí existe. Entonces podría aceptar de forma abierta a los cuatro vientos que se enamoró de Yullian Nikiforov la primera vez que lo vió, siendo tan solo un niño de doce años cargando a un bebé en brazos y juró mentalmente que esa pequeña criatura sería el amor de su vida, que lo cuidaría y esperaría por él. Quizás, quizás...
Hay sentimientos a los que Zet aún no se acostumbra, incluso cree que hay otros tantos que aún no experimenta.
El que llena su pecho en éste momento es uno de ellos.
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A través de mi cámara.
Fanfic[SpinOff de Somos tu familia] [Omegaverse] Zet Lee Chulanont, hijo de el camarógrafo Phichit Chulanont y el ex patinador Seung-Gil Lee tiene una vida complicada, pero llena el personas maravillosas. Padres que lo aman. Una hermana menor que lo adora...