4• Lo más bello: Soel.

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[32 años]




-¿Cómo te hace sentir ésto? -pregunta Soel, deslizando por la pequeña mesa la revista que ha estado ojeando desde hace un rato.

Zet ni siquiera la toma, le basta con ver la portada para saber de lo que su hermana habla. Suspirando toma su taza llena de humeante café y desvía la mirada hacia el gran ventanal a su lado.

Acaba de regresar a Tailandia después de una larga sesión fotográfica de una nueva línea de ropa para una marca reconocida. Le llevó casi un mes completarla.

Lleva casi tres meses sin tener contacto alguno con su novio.

Tuvo una pequeña discusión con Yullian por lo famoso que se está volviendo en la industria de la moda.

Hace tres meses, estaba en París como fotógrafo principal en una pasarela. Iba acompañado de So y Yulls, ya que la menor estaba de vacaciones y el de ojos azules recién había terminado su temporada de presentaciones en el ballet. 

Yulls, a diferencia de su hermano mayor y por qué su lado Alfa le pedía ser más independiente, salió de su casa a los 18 años y, al igual que su madre en su momento, decidió dedicarse al ballet en Inglaterra. The London Ballet lo recibió con los brazos abiertos al ser hijo de uno de sus mejores bailarines y por su gran talento.

Después de su debut y una vez que las presentaciones terminaron, Zet invitó a su joven novio secreto, a la pasarela en París y a su pequeña hermana adolescente. Al ser mejores amigos, los Alfas no se negaron a pasar tiempo de calidad y tener la oportunidad de estar con el siempre ocupado Zet.

Esa noche, un modelo se lesionó, y una de las organizadoras no dudó ni un segundo en pedirle a Yullian ser el reemplazo del modelo herido.

Por supuesto, a Zet no se le hizo para nada extraño que le pidieran algo así. Usualmente, cuando ambos tenían la oportunidad de verse entre un país y otro -con más frecuencia en Japón y Kazajistán cuando visitaban a Yurio- no faltaba quién le ofrecía al joven un trabajo como modelo. Aunque siempre se negaba.

Lo extraño fue que en esa ocasión Yullian no se negó.

Rostro hermoso, cuerpo atlético y carácter carismático. El prototipo de Alfa perfecto. Para Yullian fue sumamente fácil posar ante las cámaras -demasiado acostumbrado a ser el centro de atención de su familia y el receptor de los flashes de las cámaras de sus padres, hermano y el mismo Zet-, luciendo una sonrisa provocativa, mirada azul retadora y movimientos seguros y firmes, el hijo menor de los Nikiforov se convirtió en el modelo más destacado.

Semanas después ya era asediado por diversas agencias de modelos.

Probablemente la culpa de su discusión la tuvo Zet. Probablemente.

Una noche que fue a visitarlo a Tailandia, cuando el sonido insistente del celular de Ian interrumpió una fogosa cena de besos y caricias, él se alejó; harto de la atención pública que recibía su novio, el hecho de que también interrumpieran sus momentos a solas lo frustraba de sobre manera. Entonces dijo algo de lo que se arrepentiría más tarde.

-Deberías aceptar de una vez.

Nikiforov lo observaría asombrado por tal declaración y los ojos azules viajarían de su celular aún vibrando en la barra de la cocina hacia las orbes miel de su novio.

-Lo has considerado, ¿no? -preguntó, soltándose del agarre del menor y buscando una botella de agua en el frigorífico.

-Si, algo así -admitió Yullian y si Chulanont no hubiese estado tan molesto, le habría hecho gracia la forma en la que Ian jugaba con sus dedos -. Hablé con mis padres y con mi hermano respecto a eso. Al parecer ellos creen que podría equilibrar bien el ballet con el modelaje.

A través de mi cámara.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora