Al atardecer las gemelas estaban por salir a comprar helado. Bajaron las escaleras porque el ascensor estaba ocupado, y se dirijieron, rápido, a la heladería más cercana, a dos cuadras. Al volver, unos diez pasos antes de llegar a la puerta del edificio, frenó un auto cerca de ellas del cual salió una pareja y dos niños, al parecer era el cumpleaños de los pequeños, los envolvía una enorme felicidad y alegría, íban ajenos a todo lo exterior, reían. Aoi y Lya quedaron como petrificadas, fueron unos segundos en el que su mundo se detuvo...y echaron a correr hacia su departamento. Casualmente su tutor se había ido de la casa. Como un rayo entraron ambas, y sin poder contener un segundo más las lágrimas, rompieron a llorar sobre el sillón.
Habían pasado sólo unos días desde el accidente de sus padres, todavía necesitaban a sus padres en esa etapa tan dificil que es la adolescencia, y contemplar aquella familia tan unida, sólo les trajo recuerdos de sus días más felices, de momentos que añoraban, que extrañaban. Estaban solas en la casa de una persona que no conocían, en un país donde no tenían amigos ni conocían a nadie, solo se tenían la una a la otra.
Lloraron y lloraron hasta quedar profundamente dormidas, hasta aliviarse. Horas más tarde Christopher llegó, se asustó muchísimo cuando vió a las hermanas durmiendo abrazadas en el sillón, se notaba en sus rostros el camino que habían trazado las lágrimas y se preocupó por que algo hubiera pasado. Decidió despertarlas, a lo mejor necesitaban hablar. Las movió un poco
-Chicas...chicas.- dijo despacio, tratando de no asustarlas
Abrieron los ojos, aún medio dormidas
-Oigan, se encuentran bien?
Ambas bostezaron, se desperezaron y se restregaron los ojos. El joven se sorprendió, ya que eso las hizo ver idénticas, fue un acto en el que en verdad parecían gemelas.
-Sucedió algo malo?- preguntó con suavidad- quieren contarme?
En los ojos de las muchachas volvieron a amenazar las lágrimas.
-No - dijo Aoi, con la voz ahogada, conteniéndose - Solo que... nuestros padres, todavía no podemos superarlo.
A Lya se le escapaban lloriqueos. Christopher no sabía que hacer, se alejó de a poco y fue a la cocina, se puso a preparar un postre, pensó que eso podría aliviarla más que sus inútiles palabras, ya que él no había pasado por esa situación.
Las chicas fueron al baño para arreglarse, cuánto tiempo habían estado en aquel sillón? Aoi se molestó un poco, hubiera preferido que Christopher no la hubiese visto llorar. Fueron a su habitación, en ese momento Aoi vió una mancha verde en la ropa de Lya...¡El helado! volvió rápidamente al sillón, aquel hermoso mueble color crema que decoraba el living estaba todo manchado de helado de menta, qué diría Christopher? se enojaría, seguro
-Chris...Christoph...Christopher?! - Era la primera vez que lo llamaba.
Primero se acercó Lya, cuando se acercó al sillón...
-Ay...no - dijo preocupada
En seguida apareció christopher.
-Qué sucede? - vió a las chicas mirando el sillón y dirijió su vista hacia el mismo lugar, se soprendió un poco y frunció el ceño- Ya...veo
-Lo sentimos mucho!- dijieron ambas a la vez, otro acto que hizo que Christopher se sorprendiera
-Mmm no importa, de todos modos tenía que comprar uno nuevo ñ.ñ
Horas más tarde los tres estaban disfrutando el postre que había hecho antes Christopher.
-Oye, Christopher...
-Diganme Chris, si quieren.
- Hum, de acuerdo, Chris qué haremos los díasd que tu no estés?.
-Ohh, eso, ya mandé a hacer una copia de la llave.
-Genial- dijo Lya
- Hay horarios para volver?.
-Mientras yo no esté me gustaría que salieran lo menos posible.
-De acuerdo.
- Mañana comienzan las clases, yo las voy a acompañar lo más que pueda, pero recuerden que yo tambien tengo mis horarios...
Continúa en cap 3 : "Lya" ...son bienvenidos los comentarios y críticas. Gracias por leer!