“La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.” - François Mauriac
*Narras Tu*
Me desperté de golpe mientras una lágrima caía por mi mejilla y un trueno hacía eco por todo el departamento. El cuerpo me dolía entero, por la forma en que había llorado el día anterior. Miré a mi derecha. Harry estaba dormido, con sus rizos oscuros esparcidos por la almohada y uno de sus brazos alrededor de mi cintura, protegiéndome, intentando consolarme. O así había sido antes de quedarme dormida en sus brazos. Un relámpago iluminó la oscura habitación y pude observarlo mejor, para después soltar una sonrisa triste.
Me moví un poco, inconscientemente, él alejó su brazo y se dio vuelta, dándome la espalda. Lo lamenté, porque ya no tendría la perspectiva de su cara.
Me levanté de la cama y tomé una fina campera de hilo que estaba sobre una silla. Deslizando lenta y pausadamente mis brazos por las mangas, me la puse sobre la remera de Harry que estaba utilizando como pijama. Abrí un poco la puerta-ventana que daba al balcón y salí, quedándome bajo el resguardo del pequeño saliente que impedía que me empapara completamente.
Me quedé parada durante varios minutos allí, observando la luna y las millones de gotas que bañaban la anieblada ciudad de Londres. Realmente era una perspectiva más que bella. Recordé la última vez que había pasado en ese departamento. Fue mi primera vez con Harry. Millones de recuerdos pasaron por mi cabeza, mientras esbozaba una sonrisa.
Ese departamento había sido un regalo de mis padres antes de irse, porque es más que obvio, que no pude devolverles el dinero. Recordar eso me hizo sollozar, por décima vez.
No quería que Harry me viera así, porque sentía que él se ponía peor que yo. Desde que llegamos a Londres, a la tarde, que no paraba de llorar y me sentía una estúpida. Todavía no habíamos visto a nadie. Bueno, Harry si, pero yo no. Apenas entramos en Londres le pedí que me trajera al departamento y así lo hizo, pero después se fue a ver a Lucas y a Niall. Al contrario de él, yo no quería ver a nadie. Quería estar sola y llorar hasta secarme.
Un trueno seguido por un relámpago se presentaron ante mí, dándome una perspectiva aún más bella de Londres, cubierta de niebla. Después de estar alrededor de media hora allí, me di vuelta y me metí en la habitación, después, cerré la puerta-ventana. Ya no tenía más sueño, por lo que me dediqué a vagar sin rumbo por la casa, observando todo con detenimiento, desde un portarretrato que enmarcaba una foto de nosotros dos juntos, hasta mi cepillo de dientes en el baño. Finalmente, me senté en el uno de los sillones del living y me quedé dormida.
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Alguien deposito sobre la cama un vestido negro manga ¾ que me llegaba hasta un poco más arriba de las rodillas. No sabía de quién era, podía ser de Eleanor, de Perrie, de Danielle e incluso de Alex. También había un par de tacones altos, negros, comunes y sobrios y un bolso de maquillaje.
Después de ducharme, dejé que mi pelo suelto cayera sobre la bata, así se secaba más rápido. Eran alrededor de las doce, y el entierro era a las tres de la tarde, no muy lejos de la casa de mis padres. Primero me puse la ropa interior (debajo de la bata) y encendí el televisor. Me puse a hacer zapping y terminé viendo una película en Disney.
-¿Quieres comer algo? -dijo Harry apareciendo en la habitación-
-No
Seguía absorta en mis pensamientos, es más, ni siquiera sabía el nombre de la película o por qué el perro de la pantalla hablaba con un gato.
-No comes nada desde ayer. Ni siquiera te tomaste el té antes de que nos fuéramos.
-No tengo hambre.
-Te traje un cappuccino.
Asentí y se fue sin seguir molestándome. Tanto él como yo sabíamos que debía comer algo, pero sinceramente, no tenía ganas. Hice un esfuerzo, me levanté y fui hasta la cocina. Sobre la mesada había unos muffins, un café y un cappuccino de Starbucks.
Tomé de a sorbitos el cappuccino y le di unas mordidas a uno de los muffins. Estaba delicioso, y recién ahí me di cuenta del hambre que tenía. Me lo hubiera comido todo si no hubiera tenido que correr al baño a vomitar todo. Harry fue detrás mío al escuchar mis violentas arcadas, y se quedó parado en el marco de la puerta. Me ayudo a levantarme y yo me lavé la boca y los dientes. Sin hablar, me encerré en la habitación.
Seguí viendo la muy interesante película, hasta que me quedé dormida.
Harry me despertó poco tiempo después, alegando que faltaba una hora para el entierro. Me levanté rápidamente, me peiné y me até una colita alta. Me maquillé solo un poco, tapando mis ojeras, poniendo un poco de sombra negra en mis ojos y lápiz de labio rojo. También me puse un collar y aros a juego que eran de mi madre. Deslicé mis brazos por las mangas del oscuro vestido, luego lo bajé, colocándolo a la altura de mis rodillas. Acomodé las mangas y el cuello. Finalmente, me subí sobre los tacones y me volví a sentar en la cama. Observé a Harry deslizar sobre su cuerpo una camisa color lavanda con cuello y puños blancos. Luego, el pantalón negro. Después los zapatos y finalmente el saco, todo negro.
-¿Lista? -dijo mirándome-
-Supongo -me encogí de hombros-
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Tuve que saludar a muchas personas a medida que iban llegando al cementerio. Tíos, tías, primos, primas, amigos, compañeros de trabajo, etc. Llegaron los chicos y junto con ellos Perrie, Danielle y Eleanor. Paso tiempo antes de que de un auto azul bajaran Lucas y Alex. Ella se apuro a acercarse a mí.
La miré y la abracé con todas mis fuerzas. La extrañaba demasiado, era como mi hermana y en ese momento la necesitaba. Necesitaba todo su apoyo.
Lloré en su hombro mientras ella me apretaba y lloraba también. Mis padres la conocían muchísimo, era como su otra hija. Alex prácticamente vivía en casa desde que nos conocíamos y mis padres siempre la quisieron mucho.
Me soltó lentamente y me miro con los ojos llorosos mientras con el pulgar me secaba las lágrimas.
-Lo siento muchísimo, _________
Yo asentí con la cabeza y busqué a Harry. Él vino rápido y Alex se fue a hablar con Lucas. Harry rodeó mis hombros con su brazo y me atrajo a su cuerpo. Yo oculte la cara en su pecho.
La pequeña ceremonia comenzó. El cura dijo algunas palabras sobre lo que pasaba después de la muerte y luego rezamos. Harry y yo estábamos adelante, al lado mío estaban Alex, Zayn y Lucas. Louis, Liam, Niall, Perrie, Danielle y Eleanor estaban más atrás nuestro, pero estaban presentes y eso era lo que me importaba.
Yo tenía una rosa roja y una blanca en la mano. Estaba apretándolas fuertemente, mientras mi cuerpo se sacudía por los sollozos. No podía mas, sentía que me iba a desvanecer. Había mucho peso en mis hombros en ese momento. Me llevé las dos rosas a los labios y les di un beso, luego, las arrojé sobre los ataúdes, que ya estaban en lo más profundo de la tierra. Me puse de rodillas al borde del pozo y llore todo lo que tenía, sentía que me estaba secando. Finalmente, Harry vino y me levanto.
-Ya esta, bebe -me susurro- Ya están bien. Están bien… -repetía acariciándome el pelo y dándome besos en la frente-
El servicio del cementerio ya estaba rellenando nuevamente el pozo, echando con palas la tierra sobre mis padres. No me quise despedir de ellos nuevamente, ya lo había hecho cientos de veces y había llorado tanto que me sentía muy débil. Harry prácticamente tuvo que arrastrarme al auto.
Una vez en el asiento de co-piloto, apoyé la cabeza sobre el respaldo y exhalando un suspiro vacio susurre:
-Llévame a casa
Lo único que quería hacer era salir de ahí, encerrarme en el departamento y llorar hasta secarme.
Pobre rayis Pero no todo es triste en su vida; está con Harry, o s e a, no puede estar triste ah.
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summer paradise (harry styles )
Teen Fictiones una novela de amor , mentiras , realidades y con un final feliz . descubre como una persona que odias puede ser parte de tu vida he incluso puedes llegar amarlo no queras parar de leer