Capitulo 1 El hazme reír

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Capitulo 1 "El hazme reír"

Llega el sábado por la noche día de fiesta, tras salir sucio, cansado y con limitada confianza en mí mismo del trabajo; toca ir a casa, cenar y arreglarse. Elijo mi atuendo de los domingos, que si bien ya está algo roto de tanto uso, es la mejor prenda que tengo en mi armario; pues todo lo demás es solo para trabajar.

Me afeito, me peino, me perfumo con las últimas gotas que quedan del perfume de mi padre y me miro en el espejo antes de salir.

¾ Te falta una flor en el bolsillo izquierdo del traje – dice mi padre al pasar por mi lado

¾ Gracias, padre – agradezco con gesto triste

A estas horas será imposible conseguir una flor y tampoco es que tenga dinero para comprarla, las flores son hermosas; pero como todo lo hermoso, son caras. Me pongo en camino hacia la fiesta tras una corta cena y despedida, junto a mis padres. La cena han sido sobras otra vez, pero no me importa; estoy seguro de que hoy lo lograre...Hoy encontrare a mi mujer.

Voy por la calle caminando apresuradamente, porque la fiesta ya debe haber comenzado o tiene que estar por comenzar. No está demasiado bien visto el llegar tarde, así que para empezar bien la fiesta debo ser puntual.

Por el camino, veo un jardín precioso lleno de rosas rojas, pero cubierto por una verja con pinchos en la parte superior. Sacudo la cabeza e intento seguir para adelante, pero es inútil. Las palabras de mi padre resuenan en mi cabeza, debo conseguir esa flor a toda costa; no importa lo demás. Empiezo a escalar la verja, intentando asegurarme de que nadie me ve, lo que me faltaba; acabar en la cárcel o algo así.

Consigo llegar hasta arriba y luego bajo a la tierra, manchándome los zapatos viejos y elegantes de tierra; un poco. Me acerco al jardín y tras admirar las rosas, cojo la rosa más hermosa de todo el jardín; me pincho al arrancarla, pero ya la tengo. Sonrío con orgullo a la vez que cierro un ojo por el dolor del corte en los dos dedos; pero pongo la rosa en su lugar, dentro del bolsillo.

Empiezo a trepar de nuevo la verja para salir de aquí y todo va bien...Hasta que cometo la torpeza de empezar a bajar, sin darme cuenta de que un agujero se había enganchado en un pincho y se me hace un agujero bastante gordo.

Lo veo horrorizado pero ya no tengo tiempo de coserlo, de parchearlo, ni de nada. Si vuelvo para casa no volveré a salir y todo el trabajo, además del dolor de arrancar esa hermosa rosa; todo seria para nada. La sangre brota de mis dedos, pero cojo el pañuelo que llevo en el bolsillo trasero del pantalón y me lo enrollo en ellos, con la idea de parar el sangrado.

Llego caminando a la fiesta, en la puerta hay dos hombres tomándose una copa que al ver mi desastroso aspecto se ríen de mí; ignoro a ambos y entro por la puerta. Una vez dentro como es costumbre las chicas están a un lado, los hombres a otro; la música comienza a sonar y disfraza la risa de ambos sexos, sobre mi atuendo.


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