Capitulo 2 "El desastre"
Todos los hombres hablan entre ellos del trabajo, los atuendos de los demás y las mujeres. Todas las mujeres hablan entre ellas de su casa, los atuendos de las demás y los hombres. Pero como al principio de todas las fiestas nadie se atreve a hacer el primer movimiento.
Los típicos graciosillos de las fiestas se acercaron a mí, con ganas de reírse un poco.
— Pero... ¿Qué te ha pasado muchacho? – dijo muy serio el primero que se acerco, no así sus dos amigos.
— ¿Te han atropellado por el camino? – rio el segundo, haciendo reír a los otros dos
— ¿O esas son tus pintas todos los días? – bromeo el tercero, que era gordito y nada favorecido, cosa que me molesto aún más.
— Normalmente voy aun peor – confesé con seriedad.
Los tres empezaron a reírse, pero tras un rato riéndose al ver que no les daba guerra, ni algo interesante de lo que seguir riéndose; pronto se aburrieron y se fueron por su cuenta.
Una vez que los pesados se fueron a su lugar, me dirigí hacia las chicas con paso firme y sin importarme, que algunas se estuvieran riendo, sus miradas llenas de estupor; al verme acercarme. Incluso ignore las clases sociales, mientras que unos pequeños instantes; me separaban de conocer alguna mujer hoy.
Conocía a casi todas las chicas de la fiesta, si en esta fiesta habíamos seiscientos tíos y doscientas tías, tocábamos a una mujer por cada tres hombres. Pues de esas doscientas tías, conocía a ocho de cada diez mujeres; lo que me dejaba unas cuarenta chicas sin conocer.
No me gusta actuar como un cuervo, así que no iba a probar obviamente con las cuarenta. Primero iba a examinar desde cerca a esas chicas que no conocía, para ver cual me gusta más; como primer filtro. Como segundo acto; iba a ver cual reaccionaba mejor a mi presencia, ese era mi segundo filtro. Y por ultimo como tercer filtro, iba a hablarle y a la que me contestara; con educación...Le daría la oportunidad.
El primer filtro lo pasaron unas diez, físicamente hoy el género femenino era mejor que el masculino. Pero al acercarme, de esas diez, cinco se rieron al ver mi aspecto, tres pusieron cara de asco y una, me huyo directamente. Solo quedaba una, me acerque y la hable; aunque era de una familia de dinero, así que ya sabía cómo acabaría esto.
— Hola – dije con una tímida sonrisa
— ... - la chica me miro de arriba, abajo. – Creía que antes de montar la fiesta, habíais sacado la basura – y todas sus amigas, se rieron.
Agache la cabeza tras su comentario y volví derrotado a donde estaban los chicos, con el limitado dinero que traía, me compre algo para beber y me puse a mirar a la gente, que ya habían empezado a moverse.
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La anfibia
Historia CortaEn la época de la industria, un hombre de treinta años busca desesperadamente el amor y no lo encuentra por ninguna parte. Trabaja duro doce horas diarias, pero va a todas las fiestas de sociedad que se hacen los sábados; con el objetivo de encontra...