~Ella era un misterio que nadie se molestaba en resolver. Ema Williams, una de las más populares de la secundaria, es decir para una chica de 17 años, castaña, ojos marrones preciosos, de un carácter que muy pocos comprenden y a la que la mayoria d...
Pronto llegó la hora del almuerzo y hoy no sabía donde meterme, estaba sola, (como siempre) miré a mi alrededor y encontré a una persona qué parecía saber lo que me pasaba por mi mente. Era una chica con el cabello extremadamente corto, como un chico y pasaba el tiempo mirando a través de la ventana. Me puse en pie con la intención de hablar con ella (iba a cambiar mi manera de ser, me lo había prometido a mi misma), pero otra chica la detuvo.
Michelle tenía la piel blanca, su pelo era muy largo y le caía en ondas rubias hasta la cintura. Sus ojos eran grandes y redondos y de un color amarillo verdoso muy especial.
—Hola... –digo con desconfianza.
—¿Quieres que almorcemos juntas? –podemos sentarnos en el césped.
*** Backlash El instituto en el que estaba, era uno de los más costosos de Manhattan, en el asistían todos los chic@s más pudientes de esa zona.
Si, yo no era millonaria, pero si me daban los mejores lujos y vivía cómodamente en una casa, ¿casa?, ¿cómo le podría llamar casa?, si era una mansión, así mismo es, contaba con una piscina, un jardín hermoso que ni se diga y ya se pueden imaginar todo lo demás. Es una de las mejores casas del residencial donde vivo.
Pero en ella solo vivíamos mi madre, mi hermanito pequeño Evans y yo, demasiada grande para los tres, ¿verdad?, era un pen-house. Mi papá ya no vivía con nosotros desde que tenía 15 años, se fue a vivir a Londres con otra mujer, ya saben, hay personas que dañan relaciones de años en un segundo, como me molestaba aquello, no me llevaba nada bien con el.
Ema
Olvidándome de mi "backlash". Al ponerme de pie y estar un poco más cerca de Michelle, pude apreciar que era un poco más baja que yo y no llevaba maquillaje puesto.
Contestando a su pregunta le dije –me encanta la idea, ya quería alguien con quien charlar, aquí no tengo amigos, pero mejor sentemosno en el comedor –dije.
Aún estaba pensando en aquel chico, tenía que buscarlo hoy mismo y pedirle una disculpa, si lo veía en la cafetería creo que sería el momento más oportuno para hablar con el.
Nos dirigimos hacia la cafetería me daba risa ver a Michelle lo apurada que iba por almorzar, ya me iba haciendo la idea de que seriamos buenas amigas.
Cuando llegamos precisamente escogeríamos lo que íbamos a almorzar, ya Michelle había escogido para ella pastelitos y un delicioso bizcocho de chocolates, de bebida solo tomo un jugo de uva. Al parecer era su favorito.
—Vaya comida la tuya –dije. Pero ella no hizo caso.
Cuando iba a escoger lo que iba a almorzar, vi a aquel chico en el que tanto pensaba y me quede hipnotizada, si que era bello, jodidamente bello, mis rodillas no me respondían, mis manos temblaban, no sé que me pasaba.
Dije que jamás volvería a fijarme en alguien pero este chico si que era un muñequito de torta.
Era alto, hermosisimo, de piel blanca, su pelo castaño despeinado (no tanto) se le veía de color negro y un poco marrón, sus ojos marrones llamaban la atención de cualquier chica.
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