Capítulo 3. Deseo

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- Entonces . . . Tú y él, han hecho el amor. -

El hombre se alejó lentamente de la femenina admirando el rostro de esta, mientras que esta solo se mantenía callada.

- No exactamente . . . Nunca hemos hecho nada de eso. - Respondió la de cabellos rosas mordiéndose el labio inferior. - Por hablar de que él a mi no me ama . . . Yo . . . Yo lo amo, sin embargo . . . - Dijo tristemente. - (¿Diablos? ¿Por qué le estoy contando esto?). -

- Entonces . . . ¿Por qué dices que le perteneces? - Preguntó acecercandose al rostro de la pelirosa. - Yo puedo darte mucho más, Sakura. - Sonrió, agarrando la cara de la ajena plantándole un beso.

- (Este sentimiento) - Pensó.

El beso lentamente fue tornándose salvaje y demandante, tanto que la femenina tardaba en seguirle el paso.

- (Él . . . Me hace sentir tan bien. ¡Oh mierda!) -

El ojionix se separó de la chica con la respiración agitada y entrecortada, buscando el aire correspondiente para su respiración al igual que ella sufrió tales necesidades.

- Eh estado esperando este momento por mucho tiempo. -Sonrío, extendiendo los besos a lo largo del cuello femenino. - Eres tan hermosa. - Exclamó sin vergüenza.

- Nunca me habían besado de tal forma . . . Es decir . . . En verdad nunca me habían besado en realidad. -

- (¿Nunca te han besado?) - Pensó aliviado el hombre.

- Bueno . . . no es como si, yo no quisiera es solo . . . Nadie ha querido besarme. - Divago en sus palabras mordiéndose el labio. - (Idiota, ¿Por qué hablaría de algo tan importante?, te ha retenido contra tu voluntad; ¿y esperas compasión?). - Estaba enojada consigo misma.

- Shh, silencio. - La calló, uniéndose nuevamente en un beso.

El ojionix beso a la chica apasionadamente la cual, correspondió de igual manera y así convirtiendo una guerra de lenguas. La cual sin tregua u alguna compasión la ganó el hombre.

- Yo puedo ayudarte a recuperar todo el tiempo que no has sido besada, Sakura. - Invitó separándose de los labios de la chica mirándola. - Demonios, voy a darte un año de besos ahora mismo.

La pelirosada al escuchar estas palabras se estremeció sintiendo como su acompañante repartía besos en sus mejillas, bajando poco a poco a su cuello; quería marcarla, dejar su huella en esa piel. Resultando como respuesta un gemido por parte de la chica.

- Esto no esta bien. - Susurró.

El desconocido la ignoró; de nueva cuenta, no pensaba en parar por nada del mundo continuando repartiendo besos uno por uno.

Hasta el punto de llegar a quitar la blusa de tirantes que traía puesta, introduciendo una mano dentro del sostén femenino haciendo gemir a la chica; siendo esta quién ahora recibieria una respuesta a base de un gruñido, retiró la prenda de esta para empezar a lamer, succionar y morder el botón rosado del miembro del clan Haruno, mientras que con la otra mano; acariciaba el otro pecho.

- ¿Te gusta?. - Preguntó sensualmente.

- Sí. - Sencillo y eficaz.

El azabache agarro su Katana que había dejado en la mesa de noche cortando completamente el sostén de la pelirosa.

- (*glup* Maldita sea). - Definitivamente ya estaba exitado.

Ya no podría aguantar más a ese paso, estaba en el límite que le permitía mantener la cordura. Fue ahí donde, cambió de rumbo hasta el abdomen de la femenina; ahí gratamente fue más que bien recibido por los espasmos y cosquillas. Le encantaba.

Continuará . . .

Corazones SincerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora