Ocho.

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-¡Eres un idiota! Ya no me vuelvas a hablar

-¿Estas segura?

-Sí

-No lo tomes por cliché pero me encanta cuando te enojas. Hace que tus pecas se resalten más, como las estrellas en una noche obscura.

-¿Cómo estoy segura de que eso no se lo dices a nad-ie más? Tu nerviosismo se notaba a kilómetros.

Miré tus ojos firmemente sin descuido. Te deshiciste en mis brazos al escuchar mi respuesta:

-Me gustas.

Ya estabas pérdida.

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