Para él (que desprecia su propia piel)

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Querido:

Por favor, no llores. Tus lágrimas me hieren. No hay nada que quisiera más que consolarte en este momento, pero no puedo.

Mira tus manos. Contémplalas y piensa: ¿qué hay de malo con ellas? Si encuentras algo, te invito a que las mires de nuevo, no estás observando.

Las manos de cada uno de ustedes son únicas, hermosas en maneras diferentes, variadas. Cada una de ellas les sirve para lo que ustedes deseen hacer. Un arquitecto dibujará. Un profesor corregirá. Una lingüista analizará. Tus manos, en cuanto crezcas, se personalizarán a aquello que te cause pasión, aquello que te haga sentir pleno.

No las odies por ser pequeñas. No las odies por el color que tienen.

Por favor, deja de refregarlas, te lastimarás.

Por favor, para.

Respuestas (de alguien que se preocupa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora