RECLUSO

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Estaba sentado en medio dela obscuridad, leyendo acerca de mis problemas psicológicos para poder encontrar una solución a ellos, o cuando menos una estrategia para sobre llevarlos. Hace 3 años sufrí un asalto que salió terriblemente mal, el sujeto que intento robarme acabo disparándole a mi esposa (que murió junto con mi hijo no nato) y a mí. Ese pequeño incidente me provocó agorafobia, tan fuerte fue el shock que tuve que tapar todas las ventanas de mi casa. Con el tiempo empecé a desarrollar paranoia, me recluí tanto en mi propio universo que empecé a dudar de la existencia de los demás. Solo sabía que en el recibidor de mi casa aparecía comida en las mañanas, fuera de eso, mientras siguiera vivo y la comida siguiera llegando, la existencia de lo demás me importaba un comino. Hasta que llego el día.

Ese día dejo de llegar la comida. Ese día empecé a preocuparme de verdad por mi vida y la continuidad de mi universo. Al principio intente restarle importancia "ya llegara la comida luego" "mañana llegara la comida", pero el día siguiente llego sin comida. Poco a poco el miedo se empezó a apoderar de mí. Pasaban los días y el hambre empezó a apretar cada vez más. Pronto el agua también dejo de llegar, junto con la luz y el gas. Los días transcurrían lentamente y la situación empeoro cada vez más. Llegado el punto empecé a comer a las cucarachas que me encontraba. Cuando estas se acabaron le di paso a los restos de basura que quedaban. Mi hambre aun no competía con mi miedo a salir. Pero eso no tardo en cambiar.

Pasados 15 días el agua se agotó por completo, cualquier alimento que quedaba desapareció por completo. Empecé a comer el relleno de mis muebles hasta que eso me enfermo. La situación no tenía vuelta de hoja. El miedo seguía siendo inmenso, pero si iba a morir, por dios que no moriría comiendo relleno de sillón. Así, con una férrea convicción encamine mis famélicos pasos hacia la puerta de salida. Cuando toque el pomo de la puerta me vinieron mil y un visiones que me disuadían de girarla, pero el hambre pudo más y la abrí. Afuera todo estaba totalmente obscuro. No se podía ver nada más allá de mi nariz. Así impulsado por el hambre di un par de pasos fuera de la casa y caí. Caí profundamente en el infinitamente basto foso del fin del universo.

De odio,  amor y otros viciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora