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[JACK]

Jesucristo, San Pedro, San Nicolás, Santa María, quien sea que me esté viendo en este momento, sólo tengo que pedirles una cosa... ¡AYUDA!

-Hey, Jack, ¿qué hiciste para quedarte aquí?

Miré a Eugene por un momento antes de desviar la mirada y poner mi cabeza sobre el escritorio.

-Quise copiar en un examen.

La risa de mi amigo me hizo sentir peor de lo que ya estaba. O sea, yo era considerado como el rey de la copia... He perdido mi poderes.

-Meh, no es tan grave. -Le hice señas de que me diga su razón por estar en detención-. Sin querer golpeé con el balón al profesor de Biología, dejándolo inconsciente.

Dejé que un pequeño "oh" saliera de mis labios. Aunque estaba medio muerto, aun no podía mirar hacia mi derecha. Me ponía nervioso.

-Eso no pareció que fue sin querer, Eugene -Escuché a Punzie regañarlo.

Esa es la razón por la que estaba nervioso. No sólo Eugene y yo estábamos en detención, sino que por suerte, magia, coincidencia, o lo que sea, los ocho estábamos aquí. Si, Elsa también.

-¿Puedo preguntar cómo es que ustedes terminaron aquí? -Eugene preguntó-. Digo, ustedes son cosiderados como los que no rompen ninguna regla, y eso te incluye a ti, Hiccup.

-Fácil. Estábamos en clase de Química y a propósito dejamos que una solución se derramara en la ropa de una compañera nuestra. Es que se lo merecía por muy perra.

-Anna, ¿podrías no recordarlo? Tu hermana está por tener un ataque en cualquier momento. Ay no. Elsa respira. Elsa, escúchame, esto no te perjudicará. ¡Ay Dios! ¡Elsa, estás pálida!

Mientra Punzie estaba intentado que Elsa no se desmayara en cualquier instante, Anna la mojaba con agua todo lo que podía y Hiccup viera videos en su celular, se me ocurrió una idea que, tal vez, nos ayudaría a olvidarnos del aburrimiento... y evitar un cuerpo inconsciente en el suelo.

-Todos ustedes, hagan silencio. Deben permanecer sentados y callados por lo que resta del castigo -Dijo la profesora que parecía haber presenciado toda la primera y segunda guerra mundial, es decir, mi tía.

Sabía que en un par de minutos, ella se quedaría dormida, así que decidí decirles mi idea a los chicos.

Escribí en un trozo de papel lo que quería y se los mandé en forma de avión, el cual cayó en el cabello de Elsa. Después de leerlo, me miró y pude notar que tenía la marca del cuaderno en su mejilla izquierda.

En definitiva, una tierna imagen.

Mérida le quitó el papel y lo leyó, antes de sonreír y asentir con la cabeza. Me di cuenta que Elsa quería hablar, pero le advertí que no lo hiciera, solo para evitar más tiempo en este odioso lugar. En su lugar, me lo preguntó moviendo sus lindos labios.

Mierda,  concéntrate.

Ella me preguntó que era ese juego, y yo solo pude decir que era justo lo que estábamos haciendo ahora. El famoso Whisper Challenge.

Como éramos ocho, no hicimos grupos sino que cada uno escogía a su pareja para jugar en esa ronda y luego podíamos cambiar de persona. Un juego que, aunque parece y es un poco fácil, es divertido. Decidimos que jugaríamos con frases cualquiera que se nos venga a la cabeza, ya que nuestro cerebro no daba para mucho, en realidad.

La primera pareja en salir fueron Anna y Hiccup. Anna fue quien tuvo que colocarse los cascos y escuchar música a todo volumen mientras yo, que estaba detrás de ella, escribía en mi cuaderno la oración que debía adivinar. Ademas de eso, cada pareja tenía un minuto y medio para adivinar la frase.

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