Nota de autora: El del Header es Gregorio Duarte, aka, RD. Este fic fue un regalito para mi querida Cocky! Lo reposteo acá porque necesitamos mas putos de juerga con argpara de por medio.
De Fiesta
Martín había aceptado una salida para despejar su cabeza. Visitar los antros en compañía de su grupo de amigos solteros siempre le había parecido divertido y así había calzado buenos ligues.
Por desgracia, ahora todo el asunto le parecía frívolo y sin sentido. La música estaba muy alta, los tragos muy caros y sus amigos muy baratos.
Miguel estaba rodeado de lobos, conversando mientras bebía pisco cómo agua. Gregorio estaba "disimuladamente" apretujándose con un haitiano que había conocido en la misma pista de baile. ¿Dónde carajos se habían metido Manuel y Luciano? Corrección: ¿Dónde estaba Manuel? Luciano podía perderse.
-Vámonos ya, esta música me está dando dolor de cabeza -Se quejó cuando Miguel se le acercó a su lugar en la barra, todo sonreído y borracho-. ¿Dónde está el borracho de Manuel?
-No sé, quizás se fue. Total, se venía quejando todo camino -mencionó Miguel, encogiéndose de hombros.
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-La mejor... fiesta... ¡del mundo! -sus palabras salían ante cada embestida recibida.
Su amante lo tenía suspendido en el aire, usando la pared del baño como soporte mientras sujetaba las piernas de Manuel con sus brazos, manteniéndolas a ambos lados de su cadera.
Manuel lo abrazaba fuertemente, gimiendo a gusto con una sonrisa en sus labios sintiendo como su interior se encendía en llamas mas y mas ante la gruesa pija que le penetraba.
No estaban solos. Había gente allí, ¿pero y qué? Nadie los iba a reportar. Que tomasen todas las fotos y videos que quisiera, era Manuel quien tomaría la diversión.
-No te atrevas a parar, Sebas...
¿Cómo se había topado con Sebas allí? Porque el uruguayo era un pervertido. Y Manuel no podía dejar de fascinarse por eso.
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-No es por nada, pero en serio a veces creo que Manuel... -Martín se interrumpió para mirar a sus alrededores-. Okey, sólo preguntaré porque seguro luego tendré que recogerlo en alguna estación de policía y pagar fianza por prostitución: ¿Dónde está Luciano?
-¡Y ahora, directo desde Brasil!... -anunciaba el maestro de actos, o como se le llamase al que dirigía las actividades de strippers-. ¡Luciano Da Silva!
-No...puede ser -Musitó Martín-. Me voy a voltear, y no voy a ver a Luciano de stripper improvisado... no, ¿sabes qué? Ni me voy a voltear, yo me largo. ¡Greg!
Gregorio se espantó ante el llamado repentino, alejando al haitiano que lo tenía recostado de forma improvisada y algo incomoda sobre una mesa.
-¡Que! -Respondió el dominicano-. Sólo solos amigos...
-¡Nos vamos! -replicó Martín, sin molestarse en escuchar la excusa de otro de sus --muy fáciles- amigos.
-Un segundo en lo que me despido del ecuatoriano -respondió Miguel, perdiéndose pronto en dirección a la mesa del mismo.
-Mi número -le dijo el haitiano que ni su nombre conocía-. Pasivo, activo, no me importa lo que seas. Llámame pronto.
-¡Greg!
-¡Ya voy! -Gregorio metió rápidamente la mano entre la entrepierna del haitiano, palpando el bulto apretado en sus pantalones-. ¡Joder, si que te voy a llamar!
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El camino de regreso fue silencioso. Y es que Gregorio sólo podía hablar hasta cierto límite, mientras que la ausencia de Luciano y Manuel agravaban la situación. Y Martín no estaba para charlas.
-¿Quieres coger? -preguntó Gregorio de improvisto-. Aquí mismo en el carro, lo paramos en esa esquina y ya.
-No gracias, quiero irme a dormir -respondió el argentino. Apenas eran las diez de la noche, un sábado.
-Marti, nos conocemos desde hace rato -empezó Gregorio-. ¿Qué tienes?
-Nada.
-Acabas de rechazarme, y sabes que soy una bomba. Habla ya.
Martín rió un poco de forma seca.
-Muy bien, ¿Qué te parece esto? La persona de la que he estado enamorada desde mi adolescencia se acaba de comprometer con su novia. No es que he estado enamorado de el todo el tiempo, a veces si, a veces no. Es como una maldita bombilla de navidad. Perdí mi virginidad con él, así que tal vez sea eso; pura nostalgia. Tal vez sea yo siendo un mocoso inmaduro aun en mis veinte. Da igual, el punto es que me ha caído cómo un garrote sin lubricar por el culo.
-Ah... esa respuesta es más complicada de lo que esperaba -admitió Gregorio, parándose en una luz roja-. Pensaba que estabas estreñido o algo así. Migue quedó en comprarte un laxante mas tarde.
Martín no respondió. Y Gregorio se turnaba entre mirarlo de reojo, mirar el semáforo y golpear el volante con sus dedos.
-Una vez me acosté con un jamaiquino súper religioso -mencionó de pronto-. Buen sexo, pero lloró después de correrse. Fue muy raro.
-Gracias por tratar de animarme -respondió Martín, soltando una risilla seca-. Espera un momento, ¿no olvidamos algo?
Gregorio lo pensó cinco minutos y luego entro en pánico.
-Coño, Miguel nos va a matar.
-Tranquilo, ¿recuerdas al ecuatoriano al que le estaba hablando? Se había enliado antes. Y estoy casi seguro de que se fueron juntos. Por eso me olvide de él.
-¿Seguro? Porque puedo dar vuelta y aparecernos en el bar como si hubiésemos estado en el baño.
-Le pondré un mensaje de que pensamos que se iba con él y nos fuimos. No nos va a creer, pero algo es algo.
-Okey, de vuelta a tu tema: ¿De casualidad conozco al marica? -preguntó Gregorio, acelerando el carro ante la luz roja.
-Sí, lo has visto varias veces cuando venía a visitar -Martín miro a Gregorio, sonriendo ante su pequeña confusión, y antes de que pudiese empezar a mencionar nombres para adivinar, Martín lo dijo-: Es Daniel, boludo.
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cocktails
FanfictionUna noche de juergas que tiene a un Martín deprimido, un Miguel borracho, un Gregorio conociendo extraños, un Luciano sin verguenza y un Manuel puto. Y de todo eso, lo mas terrible es Martín deprimido y su razón para estarlo. Huh.