Llegó el verano y se tubo que ir, esos dos meses se hicieron interminables para mi, hechaba de menos sus besos, sus caricias, esas noches en el que me hizo suya. Todos los días me llamaba a todas horas, aveces llorando porque me hechaba de menos. Faltaba una semana para que volviéramos a vernos, pero no se por que razón dejó de llamarme, pasaban los días y me ponía más nerviosa.
No dejaba de pensar en que se había olvidado de mí, que había conocido a otra chica. Cuando empezó el instituto pensé que estaría allí, que me daría alguna explicación y que todo volvería a ser como antes, me daba igual que hubiera estado con otra chica,le quería tanto que le perdonaría cualquier cosa. Estaba viviendo un infierno, cuando llegó en el recreo lo busqué, allí estaba su ausencia. Esa misma tarde le llamé y no me cogió el teléfono, pero hablé con su hermana:
-Está todavía de viaje, se ha tenido que retrasar la vuelta, pero estará aquí en un mes.
El tiempo pasó y él no volvía, su móvil siempre estaba apagado. Llegaron las navidades y preguntaba a sus amigos pero me dijeron que pronto volvería, parecía que todos me ocultaban algo, y temí que fuera lo peor, que me hubiera olvidado y que ahora estaría dando sus besos a otra chica, ¿pero si es así porqué había sido tan cobarde de ni siquiera darme una explicación?.
Me enteré de que estaba aquí pero aunque intentaba buscarle nunca le veía, pasaba por su casa, iba a aquellos lugares que en un pasado habían significado algo para los dos...pero no le encontraba.
Sabía que algo le había pasado, que aunque me hubiera dejado nuestra amistad no se podía perder por eso, habíamos sentido tanto amor el uno por el otro que me parecía una pesadilla no verle, no tocarle. Me tiraba todas las noches viendo nuestras fotos, ¡en las que las sonrisas eran tan sinceras!, aunque habían pasado tantos meses le amaba igual que el primer día y lloraba al pensar que para él solo había sido un juguete.

Merece La PenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora