-Él está muy mal...-No supe que pensar, no sabía a que se refería.
En ese momento llegó su hermana, me dijo que traía una carta de tu parte, la abrí y mientras leía empapaba el papel con mis lágrimas:
-"Se que te habrás hecho muchísimas preguntas todo este tiempo...se que estarás enfadada conmigo, pero no he querido explicarte nada hasta el final. Lo he hecho por ti, creeme, se que era mejor para los dos, pero en mayor parte para ti. Cuando viniste a verme te dije que estaba con otra , que lo nuestro y había quedado en el olvido, te mentí mi niña, te he querido desde el primer día, desde que te conocí. Te preguntarás porque un día fuiste mia y te dejé escapar, ¿verdad?. No se muy bien como decirte esto, solo se que 1 semana antes de venir de vacaciones, cuando dejé de llamarte me diagnosticaron una enfermedad, me dijeron que habían pocas posibilidades de que me curase y lo primero que me vino a la cabeza fui tu imagen, tus ojos que me enamoraron en el momento que te vi, aquellos labios que soñaba cada noche...Pensé que no podía decírtelo, que solo te haría sufrir y se me ocurrió que lo mejor para que no sufrieras era que me distanciara de ti, que no nos vieramos...se que por mi parte esto no ha funcionado, te he visto todos los días pasar por delante de mi casa, he ido al recreo sin que me vieras...tú, mi niña, eres lo que me ha hecho mantenerme vivo estos meses. Cuando leas esta carta, será que estoy perdiendo mi batalla contra el maldito cáncer que me ha alejado de tu lado. Quiero pedirte que me recuerdos tal y como era antes de todo esto, que tengas el recuerdo de aquellas tardes juntos, de aquellas llamadas interminables, de aquellas miradas y de aquellos besos que me dabas. Se que esto es muy difícil para ti, pero para mi lo es más porque aunque te he escondido mi enfermedad se que te hice sufrir con mis palabras. Te pido porfavor que no vengas a verme al hospital, no quiero que tengas este recuerdo de mí...Me da pena irme de este mundo sin un último beso tuyo, pero nunca olvidaré cada uno de esos besos que te robé, que me diste...Se feliz mi niña, no vivas de algo que no terminó, no te olvides nunca de mí, se feliz aunque sea con otro , se que encontrarás a alguien que te cuidé como yo lo hice...pero princesa, nunca permites que te haga daño...y piensa que siempre te estaré cuidando donde quiera que esté...TE QUIERO!!!".
Terminé de leer la carta y me eché a llorar, fui al hospital y vi a tu madre, me abracé fuerte a ella y lloramos las dos desesperadamente, se que lo estaba pasando mal al igual que yo. 
Llegó el médico y dijo que solo podía pasar una persona diez minutos. Su madre me dijo que pasara yo, se lo agradecí y corrí hacia su habitación, cuando entré estaba consciente y preguntó:
-¿Mamá?, ¿eres tú?.
Yo no contesté, me acerqué, le di un beso en los labios y le susurré:
-No quería que te fueras de aquí sin el último beso.
Abrió los ojos, sonrió, me apretó las manos y me dijo:
-Espero que me perdones algún día, siempre te querré, siempre te cuidaré desde donde esté y sobre todo se feliz.
Su mano se soltó y supe que se había ido para siempre, pero se que siempre estará conmigo:
-TE QUIERO, estés donde estés y nunca seré feliz con nadie como lo fui contigo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 13, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Merece La PenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora