VI

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Sentía mis ojos pesados debido al cansancio de no haber dormido ni media hora, pero no tenía tiempo.

[SeungYoon]

+ ¿Jinwoo no piensas venir a clases?

+ Paso algo, luego te cuento ¿Está bien?

+ ¡Jinwoo...!

Mis manos se encontraban dormidas debido a la posición en la que se encontraban y mis dedos adoloridos de tantos tamaños de pinceles.

De nueva cuenta pase todo la mañana y parte de la tarde trazando líneas. Siete menos cuarto marcaba el reloj, tenía poco más de una hora para entregar mi trabajo al museo.

Llegue a pesar de cuarenta minutos antes de la hora límite preocupado, nunca había sido tan irresponsable en toda mi vida. Luego de mostrar mi identificación de estudiante a la seguridad del museo y que la encargada del evento me acompañara a la sala y me indicara el lugar que me correspondía suspiré un poco más tranquilo.

Mire alrededor, todos los lugares estaban ocupados y una ligera tela cubría los trabajos de mis compañeros. La mía no la tendría, no había podido secarse y ponerle algo encima solo arruinaría la pintura, no podía arriesgarme.

—Joven... — La mujer que se había presentado como encargada del evento me entrego una tela delgada para mi pintura.

—Lo siento, prefiero no usarla, mi pintura aún está fresca, no quisiera que se arruine. — Sonreí rechazando la tela.

—Ya veo, de acuerdo.

Salí del lugar de una vez después de haberme repetido a mí mismo que había sido la mejor decisión, aunque por dentro aún me encontrara intranquilo. Es mejor Jinwoo.

[SeungYoon]

+ ¡Amigo!

+Yoon...

+ ¿Ya llevaste tu pintura al museo? ¿Qué paso? ¿Estás bien?

+Voy camino de regreso a mi casa Yoon, todo está bien.

+De acuerdo, eso me tranquiliza un poco más, ¿mañana quieres que pase por ti?

+Claro, ¿a las ocho te parece bien?

+No, a las siete, vayamos a desayunar antes. Bien, te veo mañana, buenas noches – colgó.

Me sentía un poco presionado por la decisión tan precipitada que acababa de tomar, pero una vez que toqué mi cama caí rendido. Pese a no haber probado nada de comida en todo el día, en mi mente sólo estaba él. Así fue como caí completamente dependiente de Mino.

—Amigo te ves de la mierda — soltó Yoon una vez que abrí la puerta de mi departamento.

—Cierra el hocico, lo sé. — Sin más salimos hasta su auto, paramos en una cafetería donde desayunamos rápidamente, teníamos que encontrarnos en el museo a las nueve de la mañana.

Después de la charla motivacional del profesor Kwon, pasamos a la entrada de la sala, donde varias personas esperaban pacientemente, entre ellos padres, amigos, familiares y lo más importante, los críticos.

Una vez que la inauguración finalizo y las puertas al salón se abrieron, mi corazón se aceleró.

Elogios llegaban de mis amigos y familia, cuando personas desconocidas miraban mucho tiempo mi pintura sin decir nada sentía que moriría, pero al final se iban sin decir nada, era extraño.

—Amigo, realmente te luciste.

—El profesor Kwon quedó fascinado con tu pintura también — le informe a mi amigo.

—La verdad casi me da un infarto, siento que ahora puedo respirar libremente. — Negué simplemente en señal de respuesta — ¡Oh! Ahora vuelvo. — Y de nuevo me encontraba solo frente a mi pintura, pensando en todo, en nada, en él.

—La cambiaste. — Puedo jurar que esa voz me erizo la piel con solo escucharla, como si mi cuerpo reaccionara a él, gire lentamente la cabeza encontrándome con él, con Song Mino. — Ha sido un tiempo — mi voz no me respondía, simplemente me había quedado paralizado — lo siento. — Simplemente se posiciono a un costado mío admirando la pintura, pero a su contrario, yo no podía dejar de verlo.

Prostitutio

Kim Jin Woo.

—Este no soy yo — bromeo intentando sacarme platica, pero simplemente me limitaba a mirarlo. — Jinwoo...

—Me bloqueaste — parecía que mi voz había vuelto, lo miré suspirar. — Esta bien que hubieras querido cortar cualquier tipo de comunicación conmigo, pero ni siquiera regresaste por tu pago... yo... — suspiré esta vez yo girando mi visión hacia el frente justo cuando él me miraba — estaba preocupado.

No hablamos después de eso, joder, no hubo nada más que un silencio sepulcral luego de haber terminado esa oración. Me fui dejándolo solo frente a la pintura que había cambiado. Frente a esa pintura a medias de la prostituta virgen complementada por la figura desnuda del chico que me había trazado el cuerpo volviéndome adicto a él.


Trazos adictivos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora