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La conocí cuando yo tenía 13 y ella 10. Recuerdo que la primera vez que la vi me burle de su cabello; lo tenía corto, muy corto. Parecía un niño. La hice sentir mal y entre llanto me grito en medio de su berrinche que me arrepentiría algún día por haberme burlado. Valla que tenía razón. Siempre tuvo la razón. Mucho tiempo me arrepentí.
A pesar de que ella y su mama venían a mi casa y de que mis papas y hermanos fuéramos a la de ella, por un tiempo me ignoro. Se ponía a jugar con mi hermano y a mí nunca me invitaba. Eso me hacía sentir mal.
Pasaron 6 meses hasta que yo hable primero, me di cuenta que aquella niña valla que era orgullosa. Recuerdo que aquella vez solo fuimos a su casa mi mama y yo, y ella en lugar de invitarme a jugar se puso a leer.
Yo moría de aburrimiento y nuestras mamas no daban señal de querer dejar de platicar pronto. Así que mientras ellas reían en el comedor Sofía me ignoraba en la sala.
Entonces decidí hablar. Lo peor que me podía pasar era que ella no me contestara.
Perfectamente me acuerdo que le dije ¡hola Sofía! Ella bajo lentamente el libro que tenía en la mano. ¿Qué lees? Su respuesta fue muy dura. Me contesto con otra pregunta muy lógica; ¿solo me interrumpiste la lectura para preguntarme algo que claramente podías haber descubierto en la pasta del libro? Me quede callado y ella se me quedo mirando. Después de unos segundos volvió su vista a la lectura y siguió ignorándome.
Ese recuerdo lo tengo muy claro. Aun sueño por las noches aquella escena. Su seguridad. Su indiferencia.
No logro recordar como hice para que volviera hablarme. Solo recuerdo que desde ese día fuimos prácticamente inseparables. Nuestras mamás comentaban entre sí que les rogábamos porque nos llevmaman a jugar a la casa del otro.
Si, era un chico de 13 años pero me la pasaba genial a lado de ella. A sus casi 11 años, su manera de razonar era mejor, mucho más madura que la mía. Día a día me sorprendía aún más de ella. Ella me inspiraba. Realmente lo hacía.
Estuve a su lado mientras crecía. Calme sus miedos. Mitigo mis angustias.  La vi pasar de la niñez a la adolescencia.  Convertirse en una hermosa señorita de peligrosas curvas, hermosos ojos color avellana y cabello rizado y dorado como un girasol al atardecer. Se convirtió en mi mejor amiga. Me convertí en su mejor amigo.

Princesa Sofia 👑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora