No había abierto los ojos aun pero sabía que ya había despertado. Me sentía tan bien. Tan fresco, renovado. Sentía que algo suave me rosaba la cara. Bajaba desde mi cien hasta mi barbilla, aquel contacto se sentía muy bien. Abrí los ojos y justamente se enfocaron en la profunda mirada que Sofía me estaba dirigiendo, con sus suaves dedos ella estaba acariciándome la cara mientras me miraba.
Gracias a Dios ni Sofía ni yo sufríamos de aliento matutino. Así que me sentí confiado para saludarla.
Esboce una gran sonrisa y le dije “hola princesa” mientras estiraba la mano para acariciarle el cabello. No me respondió nada. Solo seguía viéndome y entonces su esencia se volvió seria y con un tono muy cortante me dijo “más tarde, cuando tengamos un momento libre, tengo que hablar contigo” sentí que todo mi mundo se venía abajo. ¿Acaso pensaba terminarme antes de comenzar a andar conmigo? Tenía miedo, pero no quería aparentarlo, así que seguí sonriendo y solo le dije, “por supuesto princesa, lo que quieras”
En ese momento Alexander se despertó y un poco confundido pregunto “¿qué hacen los dos acostados en mi cama? No ven que pueden romperla, ustedes son muy grandes y esta cama es para niños. Son un par de adultos muy irresponsables” Sofía y yo nos reímos, mi pequeño Alexander era un niño muy ocurrente. Voltee a ver el despertador que estaba en la mesita de noche de Alexander y alcance a ver que faltaban 10 minutos para que se llegaran las 08:00 a.m. “que les parece, si nos damos un refrescante baño y los tres bajamos a preparar el desayuno” Alexander prácticamente brinco de la cama gritando que quería panqueques mientras entraba al baño. Sofía y yo hicimos lo mismo y graciosa y casualmente los dos gritamos “panqueques” igual que Alexander.
Entre al cuarto de visitas que prácticamente era más mío que de las nunca presentes visitas de esa casa. Solía tener un par de mudas de ropa y algunas pijamas, así que entre al baño y me refresque. Durante el baño; mientras el agua un poco fría recorría mi cuerpo despertándolo completamente volví a recordar el beso de anoche entre Sofía y yo, estaba muy emocionado, pero luego recordé que Sofía quería ‘hablar’ conmigo. Me preocupe, que tal y ella se había dejado llevar por el momento y por eso me había besado, que tal y solo fue un impuso, aunque si eso hubiera sido ella hubiera reaccionado rápidamente y hubiera parado el beso, pero yo sentí como ella también lo disfrutaba. Realmente no sé qué pasaba, solo sabía que en mi estómago se estaba festejando uno de esos festivales rave de colores donde todo es baile, color y vibración.
Cogí unos jeans deslavados y me puse una camiseta blanca con unas zapatillas de tipo converse y me dirigí hacia la cocina. Alexander quería panqueques y nosotros haríamos panqueques.