No sonrías que me enamoro

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El olor a comida recién hecha me despertó, aparte de la música alta que probablemente Brandon esté escuchando.
Me levanto de la cama y veo mi ropa por todo el suelo y veo como estoy completamente desnuda, recogo mi ropa y la llevo a una silla.
Cogo una camisa de Brandon y me la pongo.
Bajo las escaleras hacia la cocina, donde Brandon está con un mísero boxer cocinando.

—Brandon.

Sonrío al ver que se gira lentamente mientras me mira con la boca abierta.

—No me gusta que mi camisa te quede mejor a ti que a mi.

Se quejó mientras andaba hacia mi, y una vez llegó a mi, posó sus manos sobre mi cintura y me apegó a él.
Siguió besándome hasta que se separó.

—Hoy tenemos ensayo de baile, ¿crees que podrás moverte?

Me mira con esos ojos azules, con los que si se esforzara, tendría a medio Phoenix bajo sus pies.
Asiento no muy convencida, me costó bastante trabajo bajar las escaleras sin ningún tipo de dolor.
Acerca su boca a mi mejilla y la besa.

—Vamos, tienes que desayunar.

Ambos nos sentamos en la mesa del desayuno, la cual las sillas eran altas, un poco menos que la altura de la encimera.

—No sabía yo que cocinabas.

Brandon ríe sin cesar hasta que se me queda mirando seriamente.

—¿Sabes el típico cliché del chico preparándole el desayuno a la chica, la cual disfrutan ambos por su sabroso sabor? Pues ese no es el caso, he intentado hacer tortitas por mi cuenta, y casi morimos quemados, fui al super a comprar tortitas pre-cocinadas, las heché a la sartén y listo.

No se si taparme la boca para reír o sonrojarme por el esfuerzo que ha intentado hacer.
Le doy un rápido pico, pero coloca sus manos sobre mi cintura y me apega a él.

—Pequeña—. Me mira a los ojos, me está haciendo daño pero prefiero no decírselo porque me está encantando este momento.

Sus ojos totalmente azules, vírgenes y sin ningún toque de otro color. Los más bonitos, y se sienten aún mejor cuando te miran a ti con esa curiosidad, y esa sonrisa añadida.
Mi total perdición.

—No sonrías que me enamoro—. Se me ocurrió decir respecto al momento.

**********

Si el destino fuera tan caprichoso, nos llevaríamos todas las oportunidades que quisieramos, y no todo sería una aventura el cual vivir. La vida es una aventura que se vive, se vive con la intriga, con  pasión, con todo el corazón.

Sus pasos aceleraban los míos, nos sumábamos a una coreografía sexy, elegante y muy despiadada.
Realizando la coregorafía me di cuenta de todo, lo importante que es la vida tal y como es, sin cambios ni ninguna otra cosa

—Kendall, más pegada.

Pensaba tanto que se me olvidaba la presencia de Abbie, solo veía a Brandon, a sus azules ojos y su sonrisa, solo sentía cómo su cuerpo tocaba el mío y cómo mi piel se erizaba cada vez que le toco.
Todo me daba vueltas de repente, todo me empezó a doler, lo único que veo antes de desmayarme es a Brandon sonriendo mientras baila conmigo.

—¡Kendall!

Brandon

Todo marchaba genial, hasta que Kendall se tira al suelo y cierra los ojos lentamente.

—¡Kendall!

Abbie y yo la llevamos lo más rápido al hospital y aviso a sus padres.
Mientras espero a que los doctores me digan algo, Christine me llama.

—Tenemos que irnos, Kendall ya está desvaneciéndose.

—¿Cómo? ¿Christine de qué hablas?

—¡Ven ya! Te lo explicamos en el camino.

Miré a Kendall tendida en la cama, aprieto los puños y me voy hacia la casa. Una vez llego, veo a todos empacando, con maletas y el coche listo.

—He empezado yo con tu maleta, puedes seguir tu.

Christine sube conmigo al cuarto.

—Escúchame Brandon.

Empaqué mis cosas con enfado, con rabia de no poder hacer nada, me había encariñado a Kendall, sabía que esto pasaría pero aún así tuve una mínima esperanza, Christine se veía bien y alegre siendo manager, pero todo es como antes, nos mudaremos otra vez, encontraré a otra chica a la cual perjudicar/cuidar.

—Brandon, ya sabes cómo son las cosas.

—No, Christine, me dijiste que luchara por ella, y eso es lo que he hecho, mama, he luchado por lo que quería,y ahora quieres que nos vayamos como si no hubiera pasado nada.

Ella simplemente salió del cuarto, ayudó a Hunter a llevar las cosas abajo.
Una vez terminé subí al coche, cerré la puerta y miré por la ventanilla.
Durante el recorrido pasé por delante de la casa de Kendall, donde Shawn se hallaba llorando.

—Kendall se desvaneció, ¿a qué te refieres con eso?

—Brandon, Kendall tenía problemas del corazón, tarde o temprano se desvanecería con total facilidad, y ahí está, en el hospital, siendo estudiada.

En un principio, no debí fijarme en sus ojos verdes, ni en su peculiar forma de reír o sus expresiones, no debí fijarme en aquella morena y ondulada melena.
Sin darme cuenta me fui enamorando de una chica, una chica la cual tenía que perjudicar y proteger.
Arriesgué demasiado por ella.
¿Qué pensará de mi? Después de todo por lo que hemos pasado y aún asi me fui, habiendo prometido que nunca me iría de su lado.

Kendall

Desperté rodeada de Shawn y mis padres, abrazados.
¿Dónde estoy? ¿Es un medidor de pulsos eso que oigo a lo lejos, sobre los murmullos?
Consigo girar la cabeza y veo aparatos, y cables rodeándome.
¡Brandon! Él me llevó hasta aquí.

—¡Brandon!

Nadie respondía, tan solo todos se miraban entre sí.

—Si te refieres al morenos de ojos azules que te acompañó, se fue.

Se fue, ¿de verdad se fue? Después de todo.
Creí en sus palabras, en sus me quedaré aqui para siempre, y quedó en vano, como una promesa vacía más.
Pensé que esta vez, sería de verdsd que alguien se quedaría conmigo.
Lloré, y lloré y lloré, Shawn me consolaba pero me derrumbé en sus brazos.

¿Dónde se fueron aquellos que prometieron quedarse aquí, a mi lado, para siempre?











El Espía {Brandon Rowland y Tú} [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora