VI - Trampa

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Lyanna no era de las que cedía frente a la hostilidad y mucho menos ante la adversidad. Tenía la costumbre de cambiar todo aquello que no servía y solía exigir las cosas en lugar de pedirlas. Así que Gideon no se sorprendió cuando ella le dio las llaves de la cabaña para que pudiera cuidar del perro.

El trabajo que tenia no era muy complicado, pero eso era algo que solo una persona especializada en el campo podía decir. Tomó sus herramientas de medición, armo un bolso con lo estrictamente necesario y se marcho. Tenía que saber en donde sería el atentado y tenía poco tiempo para averiguarlo. Paseo por las tres ciudades tomando la humedad, presión y temperatura. Reviso el reporte climático de los últimos dos meses, también reviso los posibles escenarios de tiro. Cuando por fin llego a una conclusión acudió a una reunión con su cliente.

El Coronel la citó en una pista de aviones privada, con el estaban tres hombres más, uno en silla de ruedas. Supuso que sería otro consultor.

- De los tres posibles escenarios, solo hay uno con altas probabilidades de éxito. No hay espacio en Baltimore, la calle es angosta para corregir el viento y los edificios estorban.
Washington, es una misión suicida.
Así que será en Philadelphia, aunque a más de veinte metros, hay uno de seis posibles lugares, aproximadamente a cinco pisos arriba de la ubicación del presidente. El tiempo de vuelo de la bala, a esa distancia, es de cinco a seis segundos. Deben esperar a que suba al podio, después de comenzar su discurso. Así estará estático, será su punto más expuesto.
El tiro requiere un arma bien calibrada, la bala estará hecha a mano, con aleación de bronce torneado, un coeficiente balístico más bajo sería peligroso, al menos eso haría yo.

- ¿Podrías matarlo a esa distancia? -cuestionó uno de los asesores del coronel.

Ella lo miro con tranquilidad y casi con burla- A tres kilómetros la bala llegará con más energía que una Magnun 44, si creo que podrían matarlo.
El reto es él viento, la más ligera brisa en contra, a esa distancia, es suficiente para arruinar el tiro. Necesitará indicadores entre el podio y su posición.
Las correcciones de velocidad son fáciles, pero un cambio de ángulo se vuelve un problema trigonométrico, tiene que calcularlo al vuelo. Sin algo para calcular el tiro es difícil de lograr a la primera.

-Impresionante investigación y reporte hija -comento el Coronel- Sinos adelantamos lo perderemos, queremos atraparlo con vida. Si no sabemos quien lo contrato esto podría volver a pasar. Tendremos un equipo de seis hombres, en alerta.

Ella ya había terminado el trabajo, tenía toda la intención se irse en ese instante, pero la voz del coronel la saco de sus pensamientos.

- Teniente Carrington un momento -la apartó de los demás hombres para poder tener un poco de privacidad- Haz hecho un gran servicio a tu país. Eres de las pocas personas que sabe que buscar, necesito alguien que ubique.

Ella ya no dijo nada más, no era susceptible a los halagos. Pero aun así llamo a Gideon por un consejo. Llegaron a la conclusión de que el trabajo estaría terminado, una vez que se atrapará al tirador. Asi que no tuvo mas opción que acompañar al Coronel a Philadelphia. Habían ido a un edificio dentro del perímetro de tiro y veía como habían montado un gran equipo de respuesta.

- El presidente hablará en veinte minutos -aviso el Coronel- Notifiquen a los equipos revisen posiciones.

- ¿Señora? -la llamó un hombre con chaleco antibalas, extendiéndole unos binoculares, ella los acepto.

Se acercó a la ventana para ver el podio- ¿Listones amarillos? -cuestiono

- Si, los ponen para recordar a las tropas -respondió el hombre que le había dado los binoculares.

Efímero   (Spencer Reid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora