Capítulo Catorce: Gotas

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Realmente es muy, muy raro. No entiendo nada.

¿Por qué mi corazón late tanto, si ni siquiera conozco a este chico?

Es extraño, por muy guapo que sea, Evan le supera, y mi corazón late igual que cuando veo al ojiazul.

Mi padre mira al rubio, frunciendo el ceño, como si algo se le hiciera raro. El de ojos azul grisáceo solo mantiene su mirada en mí

De repente me duele la cabeza. No comprendo nada.

—Hola...Siento llegar tarde, no sabía dónde estaba su casa—una voz apagada se escucha desde la puerta—No deberías dejar la puerta de casa abierta, Erika, yo podría haber sido una persona con malas intenciones.

¿Qué rayos está pasando?¿Qué hace Evan ahora en mi casa?

Le miro boquiabierta, sin decir nada.

¿Estoy soñando?Por favor, que alguien me explique esto.

Solo hay que imaginar la situación...Hay dos chicos la mar de atractivos a mi lado...

¡Y yo estoy hecha un manojo de nervios!

—Ah, Kyuto ya decía yo que tardabas mucho—dice Hideo, saludando a Evan.

¡¿Kyuto?!¡Eso suena a Japonés, igual que Hideo!

—¿Q-que haces aquí, Evan?¿Por qué te ha llamado Kyuto?—le pregunto, sin entender nada.

Mi padre se rasca la nuca, y habla apresuradamente cambiando el tema.

—Mejor vayamos al salón a hablar de esto...—dice papá, comenzando a caminar. Me estoy asustando.

¿A qué viene todo esto?¿Mi padre ya conoce a Evan?

Nos sentamos todos en el sofá, yo no sé a quién mirar.

—Erika...Supongo que debes estar algo desconcertada ahora—dice Hideo, con una sonrisa que podría iluminar la estancia.

Este chico podría ser modelo perfectamente, además, tiene unos rasgos asiáticos adorables. Ahora que me fijo, Evan también tiene un aspecto un tanto parecido a Hideo, pero no es lo mismo.

—Esto me está cansando, te lo diré claramente, Erika, y solo una vez, así que presta atención—Evan me mira directamente a los ojos, lo que provoca que yo asienta repetidamente—Él y yo...Somos hermanos. Evan es solo mi apodo, mi verdadero nombre es Kyuto Taiki. Vengo de Japón, al igual que Hideo, y tú...

Mi padre tose de repente y de forma exagerada.

—Se está haciendo tarde. Ya es hora de que os vayáis, vosotros dos. Venga, arreando, ya os veréis mañana en el colegio. Ha sido bueno volver a veros, adiós—vocea mi padre, indicando con un dedo alzado la salida. Hideo sonríe afablemente y se despide sin vacilar, saliendo primero por la puerta.

Ev...Digo, Kyuto, se queda mirando hacia el suelo durante un tiempo

Va a ser demasiado...Inusual llamarlo por ese nombre. Si ya me confundía antes llamándolo Yato, ahora será aún peor.

El chico suspira pesadamente mientras se levanta.

—Esto es un asco...—le oigo murmurar por lo bajo, mientras comienza a seguir los pasos de su hermano—Nos vemos mañana.

Y eso es todo, se marcha. Sus ojos reflejan fastidio.

Se oye el ruido de la puerta al cerrarse, y yo no puedo hacer nada más que quedarme mirando.

Mi padre y yo nos quedamos en silencio.

—¿Papá, tú ya conocías a Evan?—pregunto, mirándole seriamente.

¡Yo no soy Yato!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora