1, Ahogada en recuerdos.

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Necesitaba tanto una ducha que dolía, su cuerpo lo exigía a gritos, pero estaba tan cansada, que pospuso ésa necesidad; la mudanza había acabado con toda su energía, agradeció que el lugar fuese pequeño, no tardaría mucho arreglando aquel desastre; estaba intranquila, si no hubiese sucedido aquello que tanto deseaba olvidar... su mente la traicionaba repitiendo las palabras de su mejor amiga, "Vive conmigo, Callie, aquí siempre serás bienvenida" No, Sam, ya destrocé a mi familia, no puedo destrozar la tuya. La familia de Sam era maravillosa, como alguna vez lo fue la suya. No se podría perdonar destrozar la familia de la única persona que siempre le ha brindado apoyo, la única que siempre la había escuchado sin hacer preguntas; no podía hacerle daño, a Sam no. Sentada en el diván divisó por su ventana y observó al chico de la otra calle, su vecino, era alto, de piel blanca, desde lejos se le veía un cuerpo musculoso, su cabello negro azabache era un desastre, sin embargo no dejaba de ser precioso. Intentó sacar al chico de sus pensamientos, no había llegado hasta aquí para enamorarse, su misión era olvidar, dejar su pasado atrás, tenía una regla indispensable para su objetivo, NO ENAMORARSE.

Para amar se debe confiar, eso implica hablar de su pasado, y eso conlleva a no poder olvidar, así que, en definitiva, no puede amar. No debe amar.

La noche caía sin detenerse, la oscuridad dominaba cada rincón de la ciudad, los faroles titilaban escasamente, los pasos disminuían con el transcurso de los minutos, el sonido de los carros era menos frecuente, el ladrido de los perros adornaba los rincones de la fría habitación, en medio de la madrugada, enrollada en su cobija, acurrucada en su cama estaba Callie, mordiéndose las uñas, envuelta en un mar de lágrimas, quería huir, escapar de sus recuerdos, estaba perdida, sumergida en un laberinto sin escapatoria, su vida estaba desmoronada, no sabía reparar las heridas y unir cada trozo roto, no quería pensar. Necesitaba alojar los recuerdos en un baúl, y arrojarlo en las profundidades de su alma, si es que aún poseía una.

Estaba congelada, sus sentimientos yacían inertes, desgarrada, con el corazón hundido en el pecho, temeroso de que lo destrocen nuevamente, sus pulmones también habían sufrido consecuencias, se sentía tan cansada, no soportaba veinte minutos de caminata rápida, sabía que la culpa la tenía el cigarro, pero no podía dejarlo, el cigarro había dejado de ser un vicio, se volvió su compañía, la única compañía que se permitía tener, el humo impregnaba sus días, las cajas vacías adornaban el desnudo piso, los incontables encendedores colocados en diferentes lugares eran la única decoración que se daba el lujo de adquirir, sin el cigarro, su vida sería mucho más vacía.

Sam la hubiese sermoneado por el desorden, y la cantidad de cigarros que consumía al día, la obligaría a comer saludable, no la dejaría saturarse de galletas, pero ella tampoco estaba, Sam estaba lejos, tan lejos que dolía, la echaba de menos, necesitaba esas platicas en medio de la noche; todo se había esfumado, su familia, su mejor amiga, sus sueños, todo...

Las lágrimas ya no la ahogaban, el llanto había cesado, miró por la ventana vislumbrando el sol resplandeciente, había amanecido, ella seguía sin poder dormir, las cornetas de los carros impregnaba la ciudad con ruidos insoportables, no lograría descansar con tanto escándalo, así que decidió salir de la confortante cama y darle la cara a los horribles días que le esperaban.

Las lágrimas ya no la ahogaban, el llanto había cesado, miró por la ventana vislumbrando el sol resplandeciente, había amanecido, ella seguía sin poder dormir, las cornetas de los carros impregnaba la ciudad con ruidos insoportables, no lograría d...

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My shadow's the only one that walks beside me

Mi sombra, la única que camina a mi lado 

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