Un escalofrío le recorría la columna, el aturdimiento la dejó atónita; cada latido lo sentía como una puñalada en el pecho.
Un temor sombrío se apoderaba de sus sentidos, su olfato estaba inundado con el aroma de la pólvora y cigarro, gotas de sudor le resbalaban por la frente, su visión yacía difusa por las abundantes lágrimas que derramaba, su cuerpo temblaba, su cabello estaba sucio y pegado al rostro. No podía huir; deseaba salir corriendo de allí, lo que había visto era atroz, jamás lo imaginó, ni en sus peores pesadillas. Le aterraba sentir que ella sería la próxima; no podía permanecer allí. Se levantó y comenzó a correr, sintió unos pasos dirigiéndose hacia ella, pero decidió no mirar hacia atrás, siguió corriendo con el temor martillándole todo el cuerpo, gritó hasta que su garganta ardió, no quería morir. Sus piernas comenzaban a perder la fuerza, sus pulmones exigían un descanso, no tenia aliento. Maldijo al cigarro, de no haberlo consumido tanto, quizá podría correr más, necesitaba energía, y no la tenía.
Repentinamente su persecutor la tomó por el cabello atrayéndola hacia su musculoso cuerpo, con su otra mano tapó su boca, sus intentos por zafarse fueron inútiles, el hombre poseía una fuerza impresionante; la arrastró hasta que llegaron a su cabaña, la tiró en el suelo, y cerró la puerta.
El lugar no tenía ventanas; no había escapatoria; Ella jadeaba, y sollozaba, el pánico la estaba asfixiando, ¿Por qué tuvo que estar allí?
Él la sujetó por los brazos y la levantó, quedando así en la misma altura.
— ¿Qué viste? —gritó envuelto en una furia desconcertante, sus ojos parecían estar a punto de salirse de órbita.
—Nada. —Titubeó entre sollozos.
—Mientes —gritó de nuevo, la bofeteó, la tomó del cabello y la acerco a su rostro—, sé que viste todo. —Chasqueó sus dedos en señal de desaprobación—. No es tu culpa, créeme que lo entiendo, pero estabas en el lugar equivocado, a la hora equivocada, y no puedo dejarte ir. —Le besó las comisuras de los labios, ella pudo sentir el olor a cerveza combinado con cigarro, sus respiraciones se mezclaban, estaban tan cerca, que ella por un momento pensó que podría leerle la mente, pero no, ella jamás podría leerle la mente a un criminal.
La tiró en el suelo sin ninguna delicadeza, ella jadeó al golpearse, ya no valía la pena gritar. El criminal buscó unas sogas y se arrodilló al lado de su víctima, prosiguió inmovilizando sus tobillos, le ató los muslos y las manos, ella sentía como el sudor bajaba por su espalda, las lágrimas no se detenían, sus últimos minutos estaban siendo aterradores.
—Lo siento. —Le susurró al oído en un tono despreciable.
— ¿Vas a... matarme? —Las palabras al salir le quemaron la garganta.
Él sonrió, y jugueteó con la blusa rosada de su prisionera, la enrolló en sus dedos, y la rasgó, dejándole gran parte de su abdomen al descubierto.
—No, no voy a matarte, sin embargo, debo silenciarte, y me divertiré mucho haciéndolo. — Inundó el solitario lugar con sus carcajadas.
— ¡Déjame ir, no diré lo que vi! —Suplicó desesperada, no sabía que le harían. Deseó que la mataran, sería más fácil.
Meneó la cabeza, y se dirigió a otra habitación, segundos después regresó con una navaja, la levantó por el cabello, y la sostuvo frente a él.
—Curiosa, y mentirosa, eso no me agrada. —Con la navaja cortó un trozo de su pantalón, dejándole una herida en el muslo. El ardor la hizo tambalearse pero el agarre del hombre impedía que se cayese. —Mala chica, muy mala chica, ¿sabes qué le sucede a las chicas malas?
—N...no —tartamudeó envuelta en una agonía demoledora.
—Pronto lo sabrás. —Sacó cinta adhesiva de su bolsillo, y le colocó en los labios, la tiró en el suelo, y salió de allí, dejándola inmovilizada, y enmudecida.
And things were all good yesterday then the devil took your breath away
Y las cosas estaban muy bien ayer, luego el diablo tomó tu aliento lejos
Afire love-Ed Sheeran♡
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EL SILENCIADOR
Misterio / SuspensoUna vida marcada por la traición. Un calvario que jamás fue superado. Sueños rotos que trazaron los pasos que seguiría para saciar su dolor. Un alma desgarrada por la desesperación. Un sufrimiento que nubla la visión, y un camino atroz que no conoc...