3, Rencor latente.

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Se preguntaba una y otra vez qué estaban pensando los antiguos dueños de la casa, quizá estaban locos, o ciegos ¿A quién se le ocurre pintar todas las paredes de salmón? De no ser por su escasa energía, pintaría todo de celeste, pero tardaría un año en cada pared.

El sol estaba furioso, abrió todas las ventanas, y enrolló las cortinas, aunque era en vano, no había brisa, ninguna hoja se movía, todo estaba inmóvil y en silencio. Observó hacia la casa de su vecino, y por lo poco que había visto, llegó a la conclusión de que vivía solo, él estaba sin camisa, fumando, mirando por la ventana absorto en sus pensamientos, se veía hermoso; cualquier adolescente, o joven de la edad de Callie correría hasta la puerta del joven y lo seduciría, pero ella únicamente podía sentir compasión, sabía lo que dolía vivir sin compañía, era un sentimiento desgarrador, el silencio se vuelve ensordecedor, el vacío te va consumiendo, hasta que notas que no hay nada de lo que alguna vez fuiste, la soledad se adhiere a tu alma, llevándose lo bueno que antes había.

Los ojos de Callie se desviaron al grupo de niños que jugaba en la cera, se veía felices, llenos de inocencia y energía; se encontró deseando que nunca se queden sin familia, elevó una plegaria al vacío por ellos, por unas criaturas que aún no saben nada de la vida, no saben lo que duele perder lo que amas, cargar con una culpa demoledora, o tener una pesadilla cada noche por lo que hiciste, deseó que ésos niños jamás conocieran la soledad, que jamás fumen hasta joderse sus preciosos pulmones, ojalá ninguno de ellos termine siendo lo que ella es. Ni sean lo que será, una rompecorazones.

Los recuerdos la consumían.

Una familia maravillosa que ya no existe, por culpa de ella.

Vivirá siempre con una tormenta en la mente, un desgarramiento en su corazón y un ardor en su garganta, por todo lo que nunca dijo.

La rutina la terminaría de consumir, eso lo sabía.

No tenía suficiente dinero, el trabajo que había conseguido de ayudante médico le permitiría poder comer, nada de lujos, nada de salidas, nada de romances.

Recordó las palabras de su mejor amiga "Llámame si necesitas algo, Call, sabes que te ayudaré" La tentación de llamarla se hacía presente, pero no podía. No quería que nadie pudiese encontrarla, ni su mejor amiga.

Es mejor vivir del modo que escogió, así nadie la molestaría, ni preguntaría sobre su pasado, era tema prohibido. No quería ser cuestionada por nadie.

*****

Llegó puntual a su nuevo empleo, cuando entró, quedó atónita e inmóvil, para ser el primer día, será horrible. Las enfermeras corrían de un lado para otro, los doctores corrían, un grupo de cinco mujeres lloraba y gritaba desconsoladamente, un accidente, quizá, pensó Callie.

—¿Eres la nueva ayudante médico? —preguntó una voz aguda que desbordaba desespero.

—Sí —respondió casi sin aliento.Nerviosa por el rostro preocupado del doctor.

—Bien, necesito tu ayuda, ven conmigo. —Siguió al doctor sin preguntar, estaba perpleja, no sabía qué decir.

Llegaron a un piso que lucía aún más espeluznante que lo visto anteriormente, las camillas salían de una habitación, entraban en otra, pacientes llenos de sangre, heridos, familiares desesperados, dándose aliento, era desgarrador. Los doctores lucían pálidos, agotados, ¿En dónde te has metido, Callie?

—Sucedió algo un poco... abrumador. —comentó el doctor que la arrastró hasta ése piso.

—¿Qué sucedió? —Se arrepintió de haber preguntado, dudaba que realmente quisiera saber.

El doctor suspiró agotado, la miró con un mohín similar al de un padre cuando ve que su hijo cometió un error.

—Mala idea preguntar, ¿realmente quieres saber?

—Sí —Y sí, nuevamente se arrepintió de lo que dijo.

—Bien, acaban de llegar una serie de pacientes en estado deplorable, dos de ellos llegaron con sus genitales destrozados, quemaduras graves en el pecho, y los labios... —Tragó saliva con dificultad, meneó su cabeza con desespero, y continuó—. Los labios arrancados, y el tercer chico lo ingresaron con puñaladas en la espalda, y los oídos quemados, es un patrón similar al de unos años atrás, las autoridades no han conseguido al culpable, y... están en nuestras manos ésos jóvenes, pero sabemos que no sobrevivirán, ninguno ingresado en ésas condiciones vive para contarlo.

Sintió como sus piernas temblaban, el sudor comenzaba a recorrer cada parte de su cuerpo, los nervios la invadieron, Realmente Callie... ¿Dónde demonios te has metido?

¿Con qué frecuencia sucede? —Su voz fue ronca, el temor la quemaba desde el esófago hasta los pies.

—Hace años no sucedía, hasta hoy, no sabemos si sucederá de nuevo, no hay explicación para los crímenes, no hay huellas de nadie, no hay nada, únicamente alguien a punto de morir, que ha sufrido de la peor manera posible.

No, no es la peor manera de morir, es incluso más desgarrador sentir que mueres diariamente por unos recuerdos que no te dejan en paz.

—¿Qué debo hacer? —Su voz estaba a punto de esfumarse.

—No hay nada que se pueda hacer, morirán, como todos los que han llegado así, queda esperar, ningún doctor, por títulos y experiencia que tenga, podría salvarlos, su muerte es segura, ven conmigo, te llevaré a otro piso, aquí no hay mucho que podamos hacer.

Callie lo siguió, con el pánico martillándole el pecho, jamás imaginó encontrarse con una situación así. ¿Qué puede tener en la mente y en el corazón una persona que asesina de ese modo tan atroz?

Rencor Callie, mucho rencor...

Sé que el tiempo curará, aunque nada siga igual

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Sé que el tiempo curará, aunque nada siga igual

Saratoga-Si amaneciera♡

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