Aquí me encontraba yo, escapando por la ventana de un hospital.
¿Cómo las personas pueden llegar a ser tan ingenuas?. Es algo que no suelo reclamar mucho, puesto que yo a veces suelo ser igual o peor, pero ¿Enserio? ¿Dejar sola a una presa que está a punto de ser sentenciada a muerte?
Lo único que logro oír detrás de mí son las sirenas de las patrullas. Los derrapes que se oyen en las calles de los alrededores, y las balas de los hombres que tengo atrás de mi rozarme y aún así, si pudiera estar en un lugar mejor, en cualquier lado que yo deseara, no lo haría, por que quiero salvar a Noa. Ha toda costa, cueste lo que cueste.
Corro por un callejón que parece ser infinito y cuando al fin logro llegar al final me encuentro sin salida.
Hay una ventana entre abierta, puedo oír las pisadas de los hombres dar la vuelta por el callejón, ¿podría meterme aun en más problemas?
Por supuesto que sí, soy Irlanda, Irlanda Wood. Mejor conocida como lan, para socios y para el gobierno, creo que me ha venido bien que mi apodo sonara como el de un chico.Me meto muy silenciosa pero rápidamente por la pequeña y estrecha ventana. La casa es algo pequeña, pero muy bien equipada, cierro con mucho cuidado la cortina y camino sigilosamente por la casa, parece estar sola, tal vez los padres se encuentren trabajando y los niños estén en la escuela; busco alguna arma, algo que me pueda ayudar a defenderme o tan siquiera a escapar, entro a un pequeño despacho y rebusco entre los libreros, la mesa de centro, unos cuantos cajones, libros (no se que espero encontrar ahí, tal vez un pequeño escondite como en las películas, pero esto no es así) , re-muevo el escritorio y tiro unas cuantas cosas, espero un poco y nada pasa, busco un escondite, un cajón con doble fondo, pero no encuentro nada, estoy apunto de darme por vencida; cuando recuerdo un viejo truco de Noa, sí, podría funcionar, palpo un par de veces por debajo del escritorio, por casi todas las esquinas y cuando llego a la esquina izquierda de uno de los cajones, ¡Bingo!
Puedo sentirla, es un arma USP. 45 una muy buena arma, me detengo un poco para apreciarla mejor...Alcanzo a oír que se abre lentamente la puerta del despacho, de reojo logro a ver a una mujer castaña de aproximadamente unos 35 años de edad, volteo a verla inmediatamente, estoy apunto de pedirle que no se altere cuando pega un grito al cielo y me deja desorientada un poco, ahora miro la situación y creo que pedirle que conserve la calma con un arma en las manos no es el mejor escenario de todos. Corro hacia la señora, le tapo la boca rápidamente y rezo por que nadie la haya escuchado. Espero unos cuantos segundos y nada.
Las ventanas comienzan a romperse, el sonido de las balas retumba en mi cabeza, nada a lo que no este acostumbrada ya, puedo salir de esta, corro rápidamente por el pasillo hacia la sala, me encuentro a un hombre vestido de negro tapándome el paso, me apuntaba con un arma, se notaba aun algo desorientado y esta vez no tuve que pensar solo en mí, le apunté y tuve que disparar, sin pensar seguí por el pasillo, más hombres salían de las habitaciones (Muy bien, este departamento si es más grande de lo que pensé) Una estela de humo blanco y grisáceo se formaba a mi alrededor, no podía ver nada, ni siquiera podía encontrar la puerta, sabía que debía de actuar pronto, por que esto me desmayaría y muy rápido.
Oía las balas provenir de todos lados, mi adrenalina estaba apunto de llegar al borde, sentí que alguien me tomaba del brazo, utilice el krav magá (un tipo de defensa personal, por decirlo asi) y logré liberarme de él, comencé a tocar rápidamente toda la pared en busca de la perilla, esto parecía misión imposible, sentía que más y más hombres comenzaban a rodearme, cuando por fin logré dar con la perilla, salí corriendo como nunca antes, los disparos se oían demasiado cerca, logré divisar el ascensor pero tardaría demasiado, golpee fuertemente la puerta de las escaleras de emergencias, subí y subí, todo lo que pude, pero cada vez me sentía más débil, ¿por qué maldita sea? Me sentía cansada, con los labios resecos, el aire se me hacia escaso, no podía ni maldecir en paz, comencé a sentir calor, toqué la frente y la tenía empapada, me quité el suéter que traía en ese momento y decidí ponérmelo en la cintura, lo pasé por alrededor de esta y quise hacer un nudo pero el dolor explotó en mi abdomen, me miré las manos y estaban llenas de sangre quise mover mi brazo rápidamente por el susto y por sorpresa, otra bala en mi brazo, voltee un poco hacia atrás y puede ver un charco de sangre, mi charco de sangre, logré oír las voces de los hombres por las escaleras
*Deprisa, no debe de estar muy lejos*
Creo que les dejé una muy buena pista.Corrí por el pasillo principal de los departamentos, tratando de encontrar una puerta milagrosamente abierta, pero nada de eso paso.
Agotada por el dolor decidí acostarme cerca de uno de los ductos de ventilación.-Psss.- Silencio.
-Pssss.- Muy lejos
-Pssss.- Un sonido casi inaudible.
-Psshwhxshsssz.- Una niña de chinos rubios y piel rosada se asomaba por la puerta de enfrente.
-Ven.- Me invitaba a entrar con sus manos.
*Pronto, ya casi la tenemos*
(Se oían las fuertes pisadas de los hombres por los pisos vecinos)Apenas logré levantarme y me arrastré por una de las paredes, estuve apunto de caer.
La pequeña volteo por el pasillo como si estuviera apunto de cruzar una gran calle y me tomó con cuidado ayudándome para entrar a su casa.(Una fuerte parada se oyó al fondo del pasillo, los hombres definitivamente estaban aquí)
La pequeña corrió y se metió por una de las puertas del apartamento, no después de ni 10 segundos volvió con dos pequeñas toallas, hizo una fuerte presión a la orilla de mi herida provocando que más sangre saliera, la empapó completamente, después puso sus manos en la herida del brazo y se untó el rostro y la ropa con un poco de sangre, hizo bola la toalla limpia y me dijo:
-Haz una leve presión.- Me miro a los ojos.- Ahora vuelvo.
Y salió por aquella puerta sin más.
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Cayendo al precipicio
RandomComo me podría distraer de tantas muertes, tantos locos, tantos vicios y tantos sueños rotos. Ella cree que es algo dramático, pero cada palabra es cien-porciento-real. La conciencia no me remuerde, es algo con lo que siempre he tenido que lidear. ...