- 27 de febrero del 2017-David me esperaba del otro lado de la calle.
Hacía demasiadas señas con las luces de su auto, nos atraparán algo muy dentro de mí me lo advertía, esta vez lo harán.
Abro lentamente la ventana de mi habitación, pongo un paraguas de soporte y cruzó del otro lado. Le hago mímica a lo bruto para que me logré ver y dejé de llamar la atención.
Me estiro todo lo que puedo para poder alcanzar la parte más fuerte de una rama del árbol de mi casa.
Tiene un hermoso Mustang clásico, subo rápidamente y salimos a toda velocidad con destino al aeropuerto.
En cuanto llegamos todos ya estaban en sus puestos.
-Carreras clandestinas-
Lo mejor de mi miserable vida.
Y compartirlo con David me hace la más feliz de todas.
Él se dirige al final de la pista de concreto, Paga la apuesta; Está noche correremos, así que ¿por qué no apostarle a nuestra propia suerte?
-Bien, la primera ¿voy yo o vas tú?-Me pregunta muy entusiasmado-.
Desde que mi madre me tenía bajo vigilancia y penitencia extrema no habíamos tenido la oportunidad de hacer algo así.
-Vas tú.- Le digo muy decidida-. Probemos tu suerte primero-.
Ambos reímos por mi comentario, pues siempre terminamos alegando que uno está más salado que el otro.
Pasan los dos primeros autos, un Audi TT contra un Hyundai Génesis Coupe
¿Quién ganará?
David y yo hacemos nuestras propias apuestas.
-Le apuesto al Hyundai.- Dice David muy seguro.
-¿Qué te pasa? Por supuesto que no, es más que obvio que ganará el Audi.- Dije yo un tanto pensativa-. Aunque bueno, dependerá de la suerte de cada uno.-Dije solo por si las dudas.
-¿Tienes miedo?-Me dice riendo un poco burlón.
-Por supuesto que no.-Trato de sonar lo más precisa posible, pero yo corriendo a mi desencadenado historial de fallas hago presente la duda en mi hablar. Mierda.
-Claro que sí, te conozco de hace años, te conozco mejor que nadie.-Ríe a lo leve-. Pudo ver el miedo en tu rostro.- Y agita sus dedos frente nuestros ojos, de el hacía mí, como si tratara de hacer un hechizo o algo por el estilo.
Comienzo a reír.
-¿Qué rayos haces?- Le digo tratado de contener mi risa. Parece un niño pequeño haciendo esa clase de cosas, te dan ganas de agarrarlo y mimarlo por un buen rato. Pero luego miras esos hermosos ojos color miel y lo quieres tener tendido en tu cama.
(Pero que estoy diciendo).
-¿Qué quieres apostar?-Me dice muy seguro.
-Mejor dime qué estás dispuesto a perder tu.- Le digo con mirada de superioridad.
-Qué te parece...- lo piensa bien por un par de segundos.- Si hoy fajamos un poco mi reina.
Lo miro con incredulidad y lo golpeó fuertemente en el brazo que lleva en los cambios.
-Mi brazo ganador.- Se queja seriamente pero pierde la seriedad a los tres primeros segundos y ríe fuertemente.
Él sabía que lo haría.
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Cayendo al precipicio
De TodoComo me podría distraer de tantas muertes, tantos locos, tantos vicios y tantos sueños rotos. Ella cree que es algo dramático, pero cada palabra es cien-porciento-real. La conciencia no me remuerde, es algo con lo que siempre he tenido que lidear. ...