Capitulo 11

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Los rayos de luz entraban por la ventana iluminando toda la cabaña, se escuchaba como los árboles hablaban y como el aire jugaba con ellos, sentía al  viento sin destino. Ese día me levante con mucha fuerza y bastante rápido, pues había dormido muy bien. Iba a ver a Andreu, lo que me animaba muchísimo más, pero toda mi ilusión por empezar el día se desvaneció de repente, por qué llegó el día de recoger la cabaña, de preparar la maleta, de esperar el bus e irnos muy lejos de allí. Mi vida no es solamente de amor y una vida llena de mariposas y muchos colores, sino de una realidad, la realidad de cuando te enamoras. El amor que siento por Andreu es inevitable, casi como respirar, con él mi corazón vuelve a latir y lo quiero siempre junto a mí. 

Ya estábamos todas en pie, por que teníamos que salir pronto de allí, así estaba programado. Lucía dejó su móvil encima de la mesa de la cabaña y me acuerdo muy bien que estaba sonando esa canción tan energética que nos ponía tan de buen humor, ¡Hay como se llama! ¡Ah ya se! la recuerdo muy bien se llama "Danza kuduro" eso es! Cantábamos y bailabamos mientras recogíamos la ropa que había tirada por la cabaña, hacíamos las maletas, nos arreglábamos para marchar. Después de un buen y movido despertar, fuimos al comedor a desayunar, era la última vez que me sentaría en esa mesa, la última vez que tomaría ese zumo que tanto me gustaba ¡Estaba tan rico mm! 

A las 4 horas de despertarnos, serían las 11 y algo, pues ya estábamos todos fuera, es decir cada uno con su grupo y en el porche de su cabaña con sus maletas, exactamente como llegamos, pero en vez de esperar a que nos dieran la llave de la cabaña para entrar,  teníamos que esperar a que recogieran la llave para irnos. Mario estaba sentado al sol en el porche con Andreu, estaban cansados o desanimados, era una marcha un poco dura sobretodo para mí y para Andreu, por qué sabíamos que eso nunca se volverá a repetir, pero había que luchar para seguir juntos y no nos íbamos a rendir al amor de nuestras vidas. Poco hablamos esa mañana estábamos muy ocupados.

Una de las pocas veces que hablamos fue cuando estábamos todos juntos hablando, haciéndonos las últimas fotos. Estaba sentada encima de él. 

-¿Que me miras tanto Andreu? -sonreí

+Miro tus ojos que nunca paran de brillar, y quiero decirte que no hay nadie más, que no puedo dejar de pensar, en ti es en lo único en que pienso

-Andreu, no me digas estas cosas que se me hace muy difícil no comerte a besos

+Nunca he sentido por nadie lo que siento ahora por ti, es que estoy preocupado no quiero que nada cambie

-Y no va a cambiar, bueno si cambiará pero para mejor - le di un beso en la frente

Paso la mañana deprisa demasiado rápido para mi gusto, ya estábamos todos sentados en las escaleras esperando a que viniera el bus. A mi lado estaba Mario y me vino a la cabeza todo lo que me dijo Paula en su momento, y el caso es que no la creí mucho, pero ahora que lo pienso Paula si lo dice es por algo, siempre que dice algo es porque esta muy segura de ello y ya pues me hizo dudar. Yo estaba pensando en mis cosas y vi la mano de Mario que tenía algo escrito e intentaba leerlo pero no podía, pero cada vez lo veía más claro ponía "Amelia", pensé hay muchas Amelias en el mundo pero claro..en el campamento, esta semana, era muchísima casualidad ¿No crees Isma? Mario y yo hablamos poco, más bien casi nada. Le dije a Paula lo de su mano, y ella pues ya me dijo "ves, ya te lo dije yo" y cosas por el estilo, ahora va resultar que va tener razón, espero que Paula no tenga razón, solo por que complicaría mucho más las cosas. 

Estando allí sentandas esperando el bus, se acercó Carol y estuvimos hablando de todo en general, y en una de aquellas nos dijo "Chicas os tengo que contar algo" y nos dijo lo de que estaba saliendo con Dario, claro a mi no me sorprendía por qué ya lo sabía pero me puse muy feliz, le empecé a preguntar muchas cosas y por que lo llevaban en secreto y cosas así, me dijo que llevaban como dos semanas y no querían que lo supiera mucha gente, pero que ya era hora de que nos lo dijera, nos contaba muchas cosas de esas dos semanas y del campamento con él, y por supuesto le pedí perdón por interrumpirles más de cinco veces, pero que no era mi culpa por que yo no lo sabía.

El viaje que lo cambio todo..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora