Domingo, 20 de Enero de 2008:
Dicen que para todo hay una primera vez, aunque yo no lo creo así. Pienso que siempre la hay, pero para algunas cosas, porque uno no tiene por qué probarlo todo en la vida, y menos si no te apetece.
Yo siempre pensé que nunca iba a escribir un diario, pero aquí estoy, haciéndolo por primera vez. Hasta ahora había creído que era una estupidez, pero puede que no lo sea después de todo.
Ayer fue mi cumpleaños, veinticinco, y este diario fue un regalo de Ana, mi mejor amiga. No sé cómo se le ocurrió, pero ahora no lo veo tan mala idea. Ella dice que así podré sacar cosas de dentro que me empeño en guardarme, Porque soy demasiado reservado y uno de vez en cuando necesita desahogarse.
Sí, necesito desahogarme, como todo el mundo. Lo que no sé es cómo no se me había ocurrido antes la idea de tener un diario. Bien pensado es hasta divertido.
Poner como excusa que cumplo mi primer cuarto de siglo es una buena forma de empezar con esto.
Cumplir veinticinco años puede ser algo significativo, pero yo no creo que lo sea tanto. Aún siento que me quedan muchas cosas por hacer en la vida y que todavía no he conseguido nada de lo que quiero alcanzar.
Algún día seré un gran fotógrafo. Hasta ahora he hecho unas cuantas exposiciones aquí en Logroño que han tenido buena aceptación. No quiero tener un negocio fotográfico, sino dedicarme soló a la fotografía artística. Podría montar un comercio, pero eso no es lo que quiero. Quiero mucho más, y si para eso me tengo que marchar de esta ciudad, lo haré. Es más, supongo que de igual manera me iré. Esto cada vez se me hace más pequeño y aquí mi pasión no tiene salida. Mientras tanto trabajo de camarero, aunque ahora mismo estoy en paro.
Esa es otra de las cosas que me preocupan. Vale que estoy viviendo con mi madre y mi hermano, pero estando sin trabajo no puedo permitirme hacer exposiciones ni mantener mi equipo fotográfico, que me cuestan un dinero.
Estos días he hecho alguna entrevista, pero no me han llamado aún de ninguna parte.
Por otro lado en cuanto a mi vida sentimental, sigo esperando a mi príncipe azul. Suena cursi, pero es así. Sé que está por ahí y que llegará. He besado a un par de ranas o tres y de momento más que ranas han terminado siendo sapos.
Puede parecer mentira, pero nunca me he enamorado. Sí que me he ilusionado, pero sólo hasta ahí. Puede que el problema sea mío y pida demasiado, pero es tan complicado encontrar a alguien que me guste... La mayoría de los chicos de mi edad van a lo que van. Yo busco algo más. Será que soy un romántico, pero eso de liarme con alguien así como así no me gusta, aunque alguna vez lo he hecho, y por eso digo que no me gusta . Me deja vacío, y para vacío ya tengo el día a día, no necesito más huecos dentro de mí.
Hasta ahí el resumen de mi vida, que para empezar no ha estado mal.
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El chico del gorro rojo - Javier Herce
Lãng mạnJulio recibe para su veinticinco cumpleaños un diario con las hojas en blanco. En sus páginas anotará sus deseos de convertirse en un reputado fotógrafo y trasladarse a Madrid donde para todos existen oportunidades, incluso para amar. Sus sentimient...