45. No le digan a nadie

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|03 de Noviembre|

|Segundo Día Desaparecida|

|6:00Am|

— Buenos Días — Dije saliendo de mi habitación

Anoche teníamos planeado dormir en el territorio de lo ocurrido, pero simplemente no pudimos ya que sinceramente parecía como si la tristeza y la depresión estuviera por el aire, nos habíamos acostado en un árbol cerca a esperar a los oficiales así como todas aquellas personas pero solo se escuchaba el llanto de dolor de los familiares de las personas desaparecidas y eso también perjudicaba a la señora Sofia ya que eso asía que ella recordara todo y se perdiera su fuerza (Por así decirlo). Así que mi tía y yo decidimos venir a casa y que ella se quedara con nosotros, claro... Fue difícil convencerla pero lo logramos

— Buenos días Sam — Me dice la señora Sofia tomando su café

— Buenos días hijo — Me sonríe — Ven, aquí esta tu desayuno — Dice la tía Elena colocando un plato en la mesa

— Gracias tía — Sonreí

Mire a la señora Sofia mientras comía y ella está con una mirada profunda asía la pared

—  ¿En qué piensa? — Le pregunté

— En Alexandra, debe de estar con mucha hambre mi pobre niña — Responde triste

La miré nuevamente a los ojos y noté como se volvían cristalinos y poco a poco caía una gota de ellos

Yo rápidamente voltee a ver a mi tía y ella solo se entristeció al verla así

En ese momento suena el teléfono de la señora Sofia y ella inmediatamente contesta

— Buenos días — Dice respondiendo

Mi tía y yo nos quedamos viéndola con mucha curiosidad por saber quien es la persona de la llamada, aunque yo espero que sea el oficial Cooper con buenas noticias

— Si, quien habla? — Dice ella mirándonos confundida

Mi tía se acerca a ella poco a poco

— Oh, hola Arthur — Simulo una sonrisa

— Ah ok — Dije dándole un mordisco a mi emparedado

— Disculpen, ya vuelvo — Dice ella levantándose de su silla y caminando hacia la puerta
Ella sale de la casa y mi tía se me queda viendo

— ¿Pasa algo? — Le pregunté

— Sofia... - Se sienta a mi lado — Me preocupa

— Amm... ¿A que te refieres tía? — Dije frunciendo el ceño

— Es que con todo este problema de su hija desaparecida le esta haciendo daño, eso la puede enfermar a ella y eso me preocupa — Dice con un tono bajo

— Lo se tía pero recuerda que ella esta con nosotros ahora, y no permitiremos que eso pase — Sonreí —No te preocupes

— Esta bien hijo — Sonrió acariciándome el cabello

— ¿A que hora nos vamos?— Dije terminando mi emparedado

— En 30minutos — Respondió levantando mi plato de la mesa

—¿¡Que!? Ya!?— Dije sorprendido

— Si hijo — Ríe leve —Así que anda a cambiarte porque por lo visto ya te bañaste

Un amor inesperado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora