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Jack bostezo conforme se incorporo en la cama, saco las pesadas mantas fuera y coloco sus pies descalzos en el frío piso. Se estiró cual gato antes de levantarse sobre sus propios pies.
Todo parecía una mañana normal, pero, para empezar, esta no era su casa.
Con ojos adormilados, Jack miro al otro lado de la habitación, captando al gran pastor belga que dormía con las mantas cubriendo su torso, los pies en calcetines se asomaban por el extremo de las mantas, sus brazos abrazaban una almohada en la que apoyaba su rostro y de su boca abierta goteaba saliva.
Jack se sacudio un escalofrío que recurrio su columna vertebral al ver la almohada mojada de saliva de perro.
Ayer había tenido que quedarse aquí, la lluvia no paro, Jack sospecha que continúo hasta la madrugada, pero acausa de la naturaleza, el perro lo hizo quedarse. Ahora Jack tenía un día de retraso en su viaje, para esta hora el ya estaría llegando a la mitad del camino rumbo al lago Yémánt.
Jack solto un suspiro antes de salir de la habitación. Otro escalofrío por la frialdad del suelo por debajo de la planta de sus pies. Parpadeo un par de veces antes de poder volver en sus cinco sentidos.
Se dirigio a la cocina. Anoche, el can la había dado expreso permiso de comportarse como si esta fuese su casa. Y jack tenía la completa intención de hacer uso de ello.
Abrio la alacena y comenzo a preparar el desayuno para ambos, intento preparar más para el perro que para sí mismo, pues seguro tenía un enorme apetito. Después de todo, el can era grande, en toda proporción.
Poco después, escucho el rechinido del suelo de madera, soportando el peso del dueño de la casa a cada paso. Pronto el pastor belga estuvo a la vista de Jack, todo adormilado y aún abrazando esa sucia almohada que tanto desagrado a Jack.
-Huele bien.-Murmuro Ageo, olfateando el delicioso aroma de los panqueques flotando por toda su cocina. Su cola inevitablemente se movio de un lado a otro.
Jack ignoro el comentario de Ageo y sirvio los últimos panqueques en su plato. Empujando una pila de ellos a Ageo, quien miraba la comida con un brillo de admiración en sus ojos. Sin más espera, Ageo comenzó a devorar sus panqueques como si su vida dependiera de ello.
Jack soltó un bufido de asco, estremeciendose con la vista de algo desagradable.
Jack se sento a comer, comiendo bocado por bocado. Jack no sentía una desesperada necesidad de comer tan rápido, pese a que estaba muy retrasado por varias horas en su viaje, no le gustaba apresurar las cosas, tenía casi una paciencia infinita.
-¿A dónde vas a viajar, Jack?-Ageo preguntó, su mirada estaba colocada sobre la bolsa de Jack.
-A las montañas nevadas de Puada.-Jack respondio distraído, el jarabe que se derramaba de su panqueque necesitaba más atención.
-¡¿Estas loco?!-Ageo exclamó preocupado. Dejo sus alimentos de lado y corrió para sostener a Jack por los hombros. -Hay formas menos tortuosas de morir, Jack. Te lo aseguro.
Jack enarco una ceja, confundido.
-¿De qué hablas? No planeo suicidarme.-Jack desmintio, sacudiendose en el agarre apretado de Ageo.
-Jack.-Ageo fruncio el ceño hacia el gato.- Las montañas nevadas de Puada son tan altas que muchos nunca regresan, es suicidio garantizado.
Jack resoplo, restandole importancia a las advertencias de Ageo.
-Sé de esos peligros. No es la primera vez que voy, Ageo.-Jack dio un manotazo a ambas manos que lo sostenían por los hombros y volvió a comer.
-Aún si ya has ido, estoy preocupado.-Ageo prácticamente lloriqueo como un cachorro.
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Bestias Ancestrales[Yaoi][Hiatus]
Science FictionJack Sword, un hombre-gato, es un acomodado escriba de rango A. Es solo uno de los muchos gatos que habitán en el poblado de Zülett, no tiene capacidades más allá de lo destacable y jamás le preocupó el sobresalir por encima de sus compañeros. Su ún...