Bestias Ancestrales[Yaoi][Hiatus]

Pergamino No. 4: Diferencias

Disfruten su lectura...

Los *boglyk se escuchaban a lo lejos, tan lejanos, pero completamente claros en su cantar. Algunos *vasló también se escuchaban. La noche era bastante fresca, oscura, perfecta en opinión de Jack.

Habían establecido su campamento en algún punto cercano del medio del bosque, casi tan cerca de la orilla. Jack casi se sentía ansioso de saber lo cerca que estaban de las montañas. Una pequeña fogata mantenía la iluminación y el calor para ambos, unas mantas y una lona sobre sus cabezas los mantendrían seguros, práctico, lo justo para empacar todo en el menor tiempo posible e huir si era necesario.

Ageo silbaba una alegre tonada mientras preparaba un pequeño estofado de *tehé, revolviendo con una cuchara cada poco tiempo y añadiendo ingredientes si lo veía necesario.

Jack, mientras tanto, se había instalado en un enorme tronco, lo había rodado frente a un árbol, y ahora estaba comodamente sentado mientras escribía furiosamente en algunos documentos. Había traído algunos documentos que olvido terminar, no creyó tener el tiempo para acabarlos, pero no desaprovecho esa oportunidad que tenían para descansar. Su pluma negra se movía casi frenéticamente sobre el papiro amarillo, de aquí allá, un pequeño arreglo acá y alguna falta de ortografía corregida por allí. Su intención era enviarlos antes de que se fueran a dormir, o mejor dicho, antes de la cena.

-Deberías descansar.-Ageo sugirió, mirando distraídamente los movimientos rápidos de Jack, mientras servía un poco del estofado en un plato pequeño para probarlo.

-Aún no. Quiero terminarlos antes de la cena.-Jack dijo, organizando los documentos antes de cambiar a otro y comenzar a escribir.

Ageo se encogió de hombros y probo el sabor del estofado. Era delicioso. Ageo no sabía tanto de cocina para decir que el estofado estaba excelente, pero si lo suficiente para tener el derecho de decir que era decente. El estofado, había sido la receta de su abuela, confiado a solo él en específico de sus otros seis hermanos.

Ageo soltó un suspiro de nostálgia.

Honestamente, la extrañaba. Hace años esa dulce viejecita había muerto por causas naturales, pero el dolor de su muerte jamás se fue. Ageo tuvo que aferrarse a sus preciosos recuerdos con ella para poder superar ese luto. Ageo supo desde ese día, que pese a las adversidades en el camino, uno tenía que seguir adelante.

Ageo salió de su enmiasmamiento para comenzar a servir el estofado en dos cuencos.

-Termine.-Jack murmuro aliviado.

Junto sus documentos y los ordeno como debían de ir. Con unas palabras y gestos los documentos se iluminaron en una luz parpadeante color blanco, antes de desaparecer envueltos en espirales de véresít. Jack se levanto y estiro sus muscúlos, algunos huesos tronaron en descanso.

-Justo a tiempo.- Ageo le sonrió, ofreciéndole un tazón humuente de su estofado.

Ambos, Jack y Ageo, comieron en silencio. Un cómodo silencio apoyado del crépitar de la fogata.

Con la boca llena, Ageo no pudo evitar pensar que nunca había conocido a alguien como Jack. Sus compatriotas eran todos como el, una educación en el hogar por parte de sus padres o parientes y trabajos de oficio comunes, siempre mirando de lejos aquellos que gozaban de ir a los colegios y obtener empleos con sueldos exhuberantes. Sintió deseos de aprender, de poder comprender a un nivel más complejo a Jack. Quizás primero lo básico; sus padres, el lugar donde creció, su cumpleaños, sus memorias de infancia, y tal vez más.

Ageo olfateo un poco antes de tragar.

Quería que Jack fuera su mejor amigo, el era alguien especial, lo sentía en algún lugar de su corazón. Tenía amigos de vuelta en casa, bastantes como para decir que era un perro verdaderamente sociable -característico de su especie, pero no tanto en su raza-. Pero nunca había tenido un mejor amigo, alguien que lo apoyara incondicionalmente en los momentos díficiles, alguien en quien confiara y no le ocultara nada, alguien con quien compartir sus penas y alegrías, alguien que estuviera siempre a su lado.