Hypnosis

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Tao se removió lentamente, despertando de su estado inconsciente mientras sentía la suavidad de unas finas sabanas debajo de él. Suspiró extasiado dejándose llevar por la comodidad de ese mullido colchón, ¿hace cuánto que había dejado de sentir su cama? Parecían años. A pesar de que no necesitaba dormir, añoraba tanto esa sensación de paz, la misma que desapareció al recordar casi súbitamente todo lo que había ocurrido en el sucio pasillo de aquel bar.

Se había desmayado, no se lo podía creer, su objetivo estuvo tan cerca y él tan sólo le había dejado la oportunidad de escapar. Luego reaccionó, él no debería estar en su cama, debería despertar en la humedad del asqueroso suelo como le ocurrió hace no más de tres meses.

Rápidamente y alerta a cualquier anormalidad, se levantó en un rápido sobresalto que lo dejó mareado, con todo a su vista dándole vuelta y una pequeña punzada en su cabeza, también se sintió débil, pero no le tomó importancia y se puso en posición de pelea cuando una voz a sus espaldas lo asustó.

-Deberías tener más cuidado... -Eso le había dicho aquella voz y los ojos del chino de agrandaron al darse cuenta de que no era nada más y nada menos que Oh Sehun, el vampiro que tanto había buscado. Sintiéndose repentinamente impotente por sentirse, de alguna manera, burlado, atacó al rubio con el puño seguido de un giro rápido y una patada, ambos esquivados con gran agilidad. A Tao no le gustaba usar la violencia, a pesar de haber aprendido artes marciales, era pacifista y ni con Kris la había usado, pero en estos momentos no se encontraba totalmente en sus cabales. Tantas emociones encontradas, juntos a la confusión y sus primitivos instintos vampíricos, no lo dejaban pensar con claridad y solo quería desquitar su dolor con alguien y ese no era nada más y nada menos a aquel que le traspasó su maldición, pero claramente no era rival para una bestia más experimentada que él.

Repentinamente, su malestar aumentó y su cuerpo se sintió débil, esperó caer al suelo cerrando sus ojos, pero sorpresivamente, no sintió ningún golpe, ningún dolor. Cuando entreabrió sus parpados, notó que unos brazos lo sostenían con fuerza impidiéndole caer. Sehun lo había "salvado".

-Por eso te he dicho que no deberías hacer movimientos bruscos -reprendió el de ojos carmín-, estás débil -concluyó con su típica expresión neutral, esa que el moreno pudo ver al girar su cabeza y verlo sorprendido, pero el tono de voz que había empleado el otro era extrañamente... ¿dulce?
Fue dejado sobre la cama lentamente, realmente no se sentía bien y tenía mucho sueño, aparte de hambre, claro está.

-¿Qué tramas? -Escupió con desconfianza el pelinegro.

-¿Tanto dudas de mí? -dijo con falso asombro e indignación el otro con aquel tono nuevamente burlesco adueñándose de él.

-Déjate de bromas y dime, a dónde me has traído, claramente no es mi casa -regañó Tao rápidamente, completamente frustrado.

-Vaya, que observador... -habló Sehun con sarcasmo en sus palabras y Tao rodó los ojos ante aquello-. Deberías ser más considerado con quién te ha traído a su casa y piensa atenderte -mencionó con gran orgullo, pero sin mostrar más que una pequeña sonrisa.

-¿Atenderme? -preguntó aún desconfiado el pelinegro, pero con un nuevo toque de interés en su voz.

-Sí -respondió el otro vampiro con simpleza-. ¿O crees que esa debilidad que emanas por todo el cuerpo es algo normal de un vampiro?

-Bueno, yo... -Tao trató de responder en contra, pero decidió callar ésta vez, sabía muy claramente que nada de lo que le ocurría últimamente (frecuentes desmayos, mareos y dolores de cabeza), se debía a algo más que ser transformado en un chupasangre. Es más, su objetivo era encontrar a Sehun y sacar respuestas de todo esto, empezando con la razón por la que le contagio su maldición, pero ahora que lo había encontrado y lo tenía más cerca que nunca, solo quería salir huyendo de ahí.

Red Eyes [TaoHun/SeTao]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora