Juntos

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Viktor y Yuuri, luego de haber participado en el Gran Prix de Barcelona, decidieron que, al ser una pareja, podrían vivir juntos. Por ello mismo Yuuri decidió vivir junto a Viktor en su departamento, en Rusia. Todo marchaba bien para la pareja, al menos la primera semana...

-¡Yuuri! ¡Vamos a pasear! -decía Viktor tal y como si fuera un niño pequeño.

-¿Otra vez? Pero si eso lo hicimos ayer.

-Lo sé... pero esta vez vendrá Makkachin!

Un largo suspiro salió de los labios del menor -Está bien.

-Oh gracias! -lo abrazó y le dejó un suave beso en la mejilla -. No sabes cuanto te amo.

Pronto ambos jóvenes salieron, dando inicio a un paseo par las frías calles de Rusia, junto a su perro. Pasaron por algunos parques y una que otra tienda. Mientras avanzaban por las calles iban hablando de cosas triviales, sonreían, eran felices. Tal y como debía ser.

-¿Qué haces, cariño? -cuestionó el ruso.

-Oh, sólo preparaba la cena -volteó para responderle.

Justo en ese instante el peli-plateado sostuvo de la cintura al azabache y lo besó. Viktor estaba comenzando a introducir su mano bajo la camisa de su contrario. En eso, la alarma del horno sonó e inmediatamente el japonés se separó y fue por su comida; dejando así a Viktor con "las ganas".

Al día siguiente Yuuri le dijo a Viktor sobre su gran deseo de ir a patinar. El peli-plateado quiso complacerlo, por lo cual lo llevo a una pista de patinaje cerca de donde se encontraban. Y, tal como esperaba el ruso, en cuanto llegaron el oji-miel no tardo ni dos minutos en entrar a la pista. Todo marchaba bien, pues ahora ambos se encontraban patinando juntos y, como la mayor parte de la gente ya había salido, tenían casi toda la pista para ellos.

Ambos patinaban con gracia, elegancia, con amor. Después de todo el hielo era como su segundo hogar. Y de esta manera continuaron hasta que alguien le aviso que debían retirarse, la pista había cerrado desde hace más de una hora, sin embargo los encargados los vieron patinar tan hermosamente que les dejaron proseguir.

Ya era tarde, ambos llegaron a casa. Cómo habían patinado durante mucho tiempo estaban cansados, aún con todo eso Viktor deseaba una última cosa.

-Yuuri... -se acostó junto a él y lo abrazó-. Podemos... hacer algo más?

-Lo siento, Viktor. Estoy cansado -respondió tapándose con las cobijas.

Y así, una vez más el peli-plateado se quedó con "las ganas".

Así transcurrió un largo periodo. Durante el día hacían cosas comunes y eran una pareja muy linda. En ese aspecto todo iba perfecto, pero en el aspecto referente a la intimidad... era terrible. Yuuri no permitía que Viktor tocara más allá de su cintura, y presentaba poco interés en lo concerniente a este tema.

En cuanto al ruso, el simplemente quería un único momento con el japonés. Momento que este mismo no le permitía. Viktor se estaba cansando, no era como si se hubiesen conocido apenas unos días atrás, no, ellos ya llevaban cerca de un año; y el hecho de pensar esto hacía que el ruso se sintiera inseguro. Él creía que Yuuri no deseaba pasar una noche dedicada al mero placer porque sólo lo apreciaba, y había confundido sus sentimientos.

Sin duda eso hacía a Viktor dudar; pero era poco probable sin embargo esas dudas lo invadían.

Así que decidió volverlo a intentar. El japonés estaba preparando la cena, como de costumbre. Era ahora o nunca.

-Yuu-ri -dijo el peli-plateado acercándosele por detrás y abrazándolo.

-¡V-viktor! -se sobresaltó el japonés por el repentino contacto.

-Dime, cariño ¿acaso no quieres tú... -introdujo su mano en la camisa del menor, acariciando su torso- ya sabes... ir a la cama y... hacer algo "divertido"? -le susurró al oído.

-¿Huh? V-viktor!! ¿Qué cosas dices? -respondió con nerviosismo, acompañado de un gran sonrojo. -Y-yo aún no creo estar listo para eso... a-además...

-Ya, ya. Está bien. Sabes... ya me quedó claro, simplemente no quieres. No hace falta poner excusas -suspiró con molestia. -Me voy a la cama, hasta mañana.

-Viktor...

«Por qué Yuuri debe ser así? Ya llevamos más de una semana viviendo juntos, y más de un año de conocernos ¿Qué le pasa?» pensó Viktor.

Al fin de cuentas se acostó en su cama, completamente molesto, él ansiaba tener un momento íntimo con su japonés. Deseaba poder tenerlo consigo, disfrutarlo, complacerlo; Yuuri... aún no estaba preparado para ello, nunca tuvo una pareja previa, era de esperarse. Después de su rabieta el mayor logró conciliar el sueño, sin embargo mañana le esperaría una gran sorpresa.


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He aquí mi primer fanfic Vikturi.

Espero y le agrade.

Lo intenso estará en el siguiente capítulo (o ̄∇ ̄o)♪

Mi Amado EROS 『Vikturi』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora