Otro agregado

770 67 19
                                    

Ninguno de los dos sabía algo acerca de lo que ocurría. ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Dónde estaba Yuuri? Eran preguntas a las que no podían encontrar respuesta alguna.

Antes de que pudiesen siquiera seguir con su raciocinio, el teléfono de Viktor comenzó a sonar. Fue gracias a esto que ambos rusos salieron del "transe" en el que se encontraban.

-¿Hola? -preguntó al contestar la llamada

-Oh, Viktor ¿Qué tal todo? -cuestionó la persona al otro lado del teléfono.

-Chris, mi buen amigo. ¿A qué debo tu llamada? -su tono era alegre. Se notaba lo mucho que apreciaba al suizo.

-La verdad es que estoy en Rusia, me hospedo en un hotel cercano a tu departamento. ¿Me preguntaba si podríamos salir? Pero entre todos, claro está.

-¿Qué cosas dices? Es obvio que sí. Sólo dime en dónde nos vemos -comentó.

-¿Te parece en el Campo de Marte? De ahí podríamos ir a esa cafetería que tanto te gusta -prosiguió con su conversación.

-Sí, me parece perfecto. Llegaremos ahí dentro de una media hora -respondió el ruso.

-Está bien. Nos vemos -finalizó la llamada.

Una vez que la conversación vía telefónica hubo terminado se podía notar un semblante más relajado en el mayor de los rusos. Al parecer hablar con su amigo lo relajaba bastante. Bueno, en una situación como en la que él se encontraba es entendible el hecho de que hablar con una persona que aprecias es sumamente desestresante.

Vio a los otros dos, que todavía permanecían en los sillones. -Alístense, iremos a ver a Chris.

-Espera, ¿qué? No me metas dentro de tus planes. ¡Yo no tengo porqué ir a tus reuniones! A parte, ese sujeto es... extraño -dijo poniendo un énfasis en la última palabra. Y es que, de hecho, Chris no era precisamente una persona muy común. ¿Quién toquetea los traseros ajenos de buenas a primeras? Chris era único.

Viktor sólo parpadeó. A decir verdad necesitaba deshacerse de todo el estrés que había acumulado en los recientes días. El hecho de tener que mantener una farsa y que la persona con la que estás no para de atacarte sexualmente es bastante cansado. Como sea, iría con su amigo, eso lo calmaría aunque sea un poco.

-Viktor, ¿nos vamos? -inquirió el japonés mientras esperaba atentamente la respuesta del ruso. Ya se encontraba al lado de la puerta, pero no sólo esto, sino que ya se encontraba arreglado.

-¿Cómo lograste arreglarte tan rápido? -cuestionó el hombre de cabello plateado. Según él, no habían pasado más de cinco minutos.

-Mientras tus divagabas yo fui a arreglarme. Debo lucir presentable, tal como la bella esposa que soy -explicó sonriendo.

El ruso menor... bueno, el prefirió no decir nada al respecto sobre la reciente frase del japonés. En sus interiores no dejaba de preguntarse a sí mismo "¿Por qué tuve que venir a este departamento?".

En cuanto a Viktor, él sólo calló y fue por algo de ropa, abrigos en realidad.

Las noches en Rusia era sumamente frías, no hay que dudar de ello. Y por petición del suizo iba a salir para enfrentarse cara a cara con aquel frío estremecedor.

Viktor caminaba a un paso moderado, después de todo apenas eran las ocho, no había porque preocuparse. El japonés iba sujetado al brazo del mayor, su cabeza se posaba sobre su hombro. Si bien a Viktor no le incomodaba esta acción, tampoco le terminaba de agradar; no era por la acción en sí, sino por el hecho de que, aunque físicamente fuera su Yuuri, no lo sentía para nada real.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 07, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mi Amado EROS 『Vikturi』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora