Capítulo 2 - Un hallazgo, una prueba de fe

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Todas las noches Patricia oraba a Dios religiosamente, a veces era sorprendente la confianza con la que se dirigía al Supremo, sus plegarias eran tan simples como : "Querido Dios, sé que estás muy ocupado con los problemas del mundo; pero apenas te hagas un tiempo por favor no te olvides de mi familia, no les hagas caso a mis hermanos que solamente bromean con sus dudas sobre ti, solamente que te lo recuerdo no se te vaya pasar el tiempo y nos quiten la casa; sé que tú nos ayudarás, pero no seas malito que sea prontito si?...
Dicen que la oración de un niño es la que más escucha Dios. Ella tenía una fe única de que Dios les iba a ayudar de cualquier manera : esa era su fe; aquella tan grande, que sólo la puede tener una niña en su inocencia; esa fe de la que Jesús hablaba y a la que instó en uno de sus sermones, pues quería que todos aprendiéramos de sus palabras: "El que no recibe el reino de los cielos como un niño no entrará en El".
Patty, por esta fe precisamente, había tenido problemas con sus hermanos que decían como para molestarla : "Dios no existe", "Dios es injusto"; sin embargo ella trataba de convencerles de que no hablen así, ya que Dios sí existía y que les iba a ayudar algún día.
Cada mañana, al levantarse también oraba, varias veces su mamá la vio con tanto fervor orando arrodillada al borde de su cama, ella se preocupaba más que sus hermanos a pesar de ser la menor.

Patricia adoraba a los animales si por ella fuera tendría un zoológico en su casa, varías veces ya había tenido percances en su casa por tener animales que recogía en la calle; de dos gatos, un conejo, un perro, dos canarios y un pato; sólo le permitieron tener a "chizito", al resto lo devolvieron a la calle.

Sucedió que  a los canarios lo vendieron porque necesitaban dinero, al conejo lo asaron para el día de la Madre; tuvieron que decirle que era un gato techero para que esté tranquila, pero cuando se enteró que era su adorado "hociquín" lloró por toda la tarde y noche, incluso casi sufre un desmayo, ya cansada se quedó dormida pero no guardó rencor a su madre por eso ya que ella siempre comprendía la situación por las que estaban pasando, se sentía bien de que su conejo haya muerto en beneficio de su familia y estaba orgullosa de su singular mascota.

A su pato lo cambiaron por dos kilos de arroz y un atún, pero esto no le afecto mucho por que ya había pasado lo anterior.

Paseando con "chizito", aquella mañana, Patty escuchó el quejido de un ave, era una paloma blanca que había caído debajo de un palto que estaba cerca de su casa; parecía lastimada de un ala, sangraba y temblaba además de que había llovido toda la noche, la paloma se había mojado totalmente y prácticamente estaba agonizando.  Patty, la levantó, la puso con mucha delicadeza en un pañuelo que tenía y la llevó al granero de su casa para que el resto no lo vea.

Ella lo tenía como algo sagrado, amaba más a las palomas porque tenía una creencia de que Dios estaba en las palomas, pues era el ave divina y así como en las ovejas, eran animales santos y puros, para ella era como tener al Espíritu Santo.

Pensaba que esta era la oportunidad de demostrar su amor por Dios y si ella agradaba a Dios, Él la bendeciría; era casi como una prueba y si lo hacía bien, Dios contestaría sus plegarias.

Al poco rato le trajo algo de arroz de lo que le correspondía de su almuerzo, ella no había comido por traerle a su paloma, por su puesto nadie sabía de aquel inesperado huésped.

A la mañana siguiente gracias a los cuidados de Patty, "Nieves", ( que era como la llamaba a su paloma ) había amanecido mejor; pero lo curioso fue que cuando le quiso dar de comer no podía abrir el pico, tenía algo que le impedía; Patty, algo asustada, se le acercó y notó que comenzó a soltar de su pico un líquido amarillento, algo gomoso. Comenzó a respirar agitadamente, entonces Patty, no pudo más y le abrió el pico a la fuerza y le sacó una "bola extraña"; ya bastante intrigada, llevó aquella especie de tumor a lavarlo y se dio cuenta que era blanca y tenía buen aspecto, como no sabía qué era, no le dio importancia : era un perla blanca y genuina.


Perlas milagrosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora