Epílogo

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Oscuridad. Oscuridad y silencio es lo que se aprecia en la gran sala de junta de los dioses. Grandes columnas de mármol se yerguen ordenadamente para sostener el techo, el cual refleja las constelaciones del cielo terrestre.

Todos los asientos dorados, posicionados en forma de media luna, están siendo ocupado por los dioses del Olimpo, quienes esperan con paciencia a que comience la reunión. Todos6 exceptuando el trono central, el cual resalta por sus detalles gravados en los pies y mangos de este. Las luces se encienden y los dioses se paran para demostrarle su respeto al padre de los dioses. Este camina hasta su trono y hace señal de tomar asiento, lo que es acatado por todos los presentes. Al lado izquierdo del dios se encuentran Poseidón, Hestia y Demeter, mientras que al lado derecho se encuentran Hades, Hera y Atenea. Un cálido fuego aparece en el centro de la habitación, indicando que la junta de los dioses ha dado comienzo.

-Bien - dice Poseidón, un hombre joven de ojos azules y cabellera dorada. Este viste una armadura azul con dibujos de bestias marinas mitológicas gravadas en ella, una capa azul que al moverse simula las olas del mar, y un tridente de cristal - A comenzado la trigésima primera reunión de los dioses. El asunto a tratar es el intento fallido por esconder las herramientas sagradas. Tras el último veredicto acordado en la junta de los dioses se estableció que todos los dioses deberían ocultar sus herramientas sagradas por la seguridad de la humanidad.

-Tras enterarnos de que a Atenea se le fue hurtada su herramienta todo el Olimpo se ha puesto en alerta máxima - continua diciendo su hermano Hades, un señor maduro de ojos verdes y pelo negro que viste una armadura negra y capa negra, en las cuales se logra apreciar rostros de muertos en movimiento suplicando por ayuda - Se están preparando las tropas para hacer una búsqueda alrededor de todo el globo y así dar con el ladrón.

-¡Se le debe dar máxima prioridad a este asunto! - dice la esposa de Zeus, Hera. Ella aparenta ser una mujer joven de cuerpo blanco y delicado con unos ojos color verde claro y un pelo rizado color castaño - Sin las armas estamos en desventaja contra nuestros enemigos. No podemos demostrarnos débiles en estos momentos de guerra.

-¡La culpa ha sido mía! - exclama Atenea, quien se muestra un poco alterada por la situación en la que se encontraba. Con un rostro similar al de Hera, pero con unos ojos celestes y pelo liso, la diosa viste una armadura color plateado con detalles florales y bosques en su armadura - Y tras recibir el debido castigo que mi padre me imponga iré a la tierra a recuperar lo que me pertenece.

Los dioses comienzan a discutir entre sí ante la decisión de la joven diosa.

-Podría ser peligroso para el mundo humano que una diosa de tal importancia baje a la tierra - argumentan algunos - El enemigo podría aprovechar esta oportunidad para atacarnos o atacarla.

-Pero ella es capaz de recuperar su herramienta por si sola - dicen otros - Es suficientemente capaz de hacer tal labor.

Ante tal intercambio de opiniones y ruido sin control, el dios padre hace sonar el mango de la silla con un martillo. Inmediatamente todos guardan silencio y vuelven a sus respectivos lugares. Este se para y mira a los demás dioses presentes.

-Es cierto que la diosa Atenea es más que capaz de recuperar su herramienta por su propia cuenta, mas es cierto también que el que uno de los siete dioses líderes baje a la tierra es un peligro no sólo para los humanos, si no que también para el Olimpo - dice el dios a su hija. Este viste una armadura dorada que irradia una luz dorada. Su apariencia es de un ser mayor con cabello y ojos cafés, y una barba gris que le cubre el pecho - Es por eso que te has de quedar acá para cumplir tu castigo. En en tu lugar irá una de tus subordinadas. ¿Tienes en mente a alguien para tal labor?

-Si padre - responde esta mientras hace una reverencia - Tengo a la persona indicada para el trabajo que le encomendaré.

-Entonces el asunto esta resuelto - dice el rey del cielo con un tono imperante - ¿No hay ningún otro asunto más que tratar? ¿No? Entonces la trigésima primera junta de los dioses llega a su fin.

Diciendo esto, el fuego se apaga las luces vuelven a apagarse. Todos los dioses esperan hasta que Zeus salga de la sala y vuelva a sus aposentos. Tras esto el resto de los dioses se para abandonar la sala.

La alabarda de ZeusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora