Transcurrieron las horas, y con eso las clases. Nos acercábamos a la hora libre para almorzar cuando integrantes del grupo de lectura se acercaron a mi. Su "líder" era Sofía, una joven con lentes redondos pero delgados, cabello lizo color café claro, ojos de un color que se asemejaba al naranjo y cuerpo delgado bien contorneado. Poseía uno de los intelectos más altos de la escuela, dándole prestigio a nivel escolar y regional en lo que se refería a enseñanza y tutorías a jóvenes no tan capaces.
Esta se sentó frente a mi dándole la excusa al profesor de que me explicaría una materia y se volteó para esbozarme una sonrisa traviesa.
-Hola - saludó ella con un tono amable -¿Cómo estas?
-Bien gracias - dije mientras pensaba que mi paz de regalo de cumpleaños estaba por acabar - ¿Y tu?
-Igual que siempre - respondió ella - ¿Sabes que es lo que sería muy amable de tu parte? Que invitaras a Sina a caminar por la ciudad y le dieras a conocer lo maravilloso de este pueblo.
-¿Qué? - dije titubeando - ¿Por qué yo?
Yo nunca fui bueno en lo que se refiere a relacionarse con una mujer. Con Sofía era una excepción gracias a que teníamos intereses en común, como la mitología griega y la historia universal. Incluso tenía sentimientos por ella, cosa que no me atreví en ningún momento a demostrar por mi timidez.
Ante esta declaración me sentí avergonzado y comencé a sentir un aumento en la temperatura de mis mejillas. Sofía debió notar esto ya que al verme soltó una risa y me tomó de las manos.
-Tu sabes que eres la persona más indicada para mostrarle los alrededores de la escuela - dijo mientras miraba a Sina - Como se que te gusta dar paseos por el pueblo y dado que ambos tienen mucho en común pensé que sería lo mejor para ella.
-Pero es que ... - intenté decir antes de ser interrumpido.
-Quien sabe. Tal vez llegues a tener algo con ella en el futuro, así que es mejor que comiences desde ahora a conquistarla.
Lo que ella no sabía es que a mi me gustaba dar paseos porque deseaba estar sólo en esos tiempos, sentía sentimientos por ella y no me sentía muy inseguro al estar cerca de ella.
-Es que ... - dije antes de ser nuevamente interrumpido.
-¿Qué sucede Sina? Si ya voy - dijo la joven respondiendo una pregunta que no fue formulada. Se volteó una última vez a verme y dijo - Espera un segundo mientras voy a decirle a nuestra nueva compañera "tu" idea.
Inmediatamente se paró y fue a donde Sina, a quien saludó cordialmente. Esta había sido cambiada de puesto por la clase para que rindiese una prueba y así midiese su nivel de conocimiento en la materia. Comprendí que ya no había forma de dar marcha atrás a la situación sin quedar mal. Normalmente Sofía me hacia hacer cosas que yo no estaba dispuesto a intentar, como si intentase sacarme de mi rutina.
Tras unos minutos de conversa entre chicas y algunas carcajadas Sofía volvió a mi puesto con una sonrisa en su rostro.
-Ella acepta con mucho gusto tu invitación - dijo esta mientras volvía a sentarse - Esta interesada en conocer más de esta ciudad y de su nueva escuela.
-Pero yo no he aceptado - dije mientas intentaba mostrar la máxima inconformidad que pudiese demostrar sin que el maestro se enterara.
-Pues ya no tienes otra opción tigre - respondió al mismo tiempo en que me pegaba un golpe suave en el hombro, en señal de apoyo - No sería muy amable de tu parte cancelarle una cita que ya has hecho.
-¿Cita? - pregunté asustado.
Al escuchar mi reacción Sofía no pudo aguantar más la risa y estalló en carcajadas que se hicieron escuchar en todo el salón de clases.
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La alabarda de Zeus
Fantasy¿Se imaginan que las historias del antiguo impero griego fueran ciertas? ¿Dioses con poderes extraordinarios gobernando y rigiendo el planeta sin que nosotros lo supiéramos? Eso es lo que se comienza a preguntar Ian, un joven introvertido de 16 años...