El incomodísimo silencio que procedió luego de que la madre superiora se fuera, podía no solo sentirse en el ambiente, sino que también podía verlo, una masa de aire blanquecina que se me cerraba a la altura de mi cuello y me impedía pronunciar palabra alguna.
La pareja se miró entre ellos, como si estuvieran decidiendo con las miradas quien debía comenzar con la conversación, al final fue Marcus quien tomó la palabra.
- Antes que nada, queremos que sepas que este proceso no tiene que ser así, ya tenemos tres niños, por lo que sabemos perfectamente lo que conlleva tanto para ti como para nosotros esta decisión, aun puedes parar todo esto, levantarte e irte como llegaste, sabemos que después de tantos años debe resultar muy difícil abandonar este lugar, pero ahora eres tú la qué debe elegirnos a nosotros- meditaba muy lentamente, como si intentará buscar las palabras correctas para no espantarme, quise disculparme con ellos, pedirles una muy amable disculpa y agradecerles por elegirme, decir que iba a quedarme en el orfanato, pero me encontré a mí misma haciéndole preguntas a ellos.
-¿Cuánto tiempo llevan casados?- sus manos estaban entrelazadas, el anillo de compromiso de ella lucia muy sencillo y modesto.
-Casi dieciocho años- respondió Nora.
-Lucen muy jóvenes ¿a qué edad se casaron?- la curiosidad me corroía por dentro.
-Tenemos la misma edad, pero aun así tuvimos que esperar a que Nora cumpliera dieciocho- respondió el.
-¿Quién demonios se casa tan joven?- había sido un pensamiento, pero pregunte aquello en voz alta sin querer, ellos solo se rieron como si fuera un viejo chiste.
-Creo que después de todo si estamos algo locos- respondió el, se notaba que era el más efusivo de los dos, Nora era más bien una persona calmada y parecía ser ella la más sensata.
-¿Tienen más hijos?- recordaba que me dijeron que tenían tres, pero me parecía una locura adoptar una más si ya tenían tres.
-Sí, tres-
-Dos niños y una niña, todos ellos también están locos- agrego Marcus.
-Tal vez Caleb no esté tan loco, tiene tu edad y parece ser el más sensato de la casa- parecía que Nora seguía meditando al respecto, como si no estuviera segura de si sus palabras eran correctas.
-¿y porque quieren otra niña?- ya, mi gran bocota y yo no podíamos quedarnos con la duda.
Ellos se miraron entre sí, otra vez, como si buscaran una respuesta, terminaron por encogerse de hombros.
-Supongo que porque nos gustan los niños, tal vez no seas la última de cualquier manera- respondió Nora.
Los observé un poco más, preguntándome a mí misma porque seguía aquí, si no quería irme del orfanato.
-¿Viven muy lejos de aquí?- pregunto, es normal que vengan personas de otras ciudades hasta aquí solamente para adoptar a un niño.
-Nuestra casa no es lejos, es en esta misma ciudad- se apresura a aclararme la Sra. Morgan, como si pudiera leer mi mente.
No se me ocurre otra cosa que preguntar, tal vez ya es hora de que me valla, se me hace tarde para ir al colegio.
-¿Todo en orden?- la cabeza de la madre superiora se asoma por la puerta y me mira extrañada, como si se sorprendiera de verme tan callada. Me gustaría decirle con toda la insolencia que soy capaz, de que está todo bien, nada más que unos locos que en realidad no están tan locos quieren adoptarme, pero una vez más mi cuerpo no hace lo que pienso y mi cabeza asiente mientras yo trago el nudo que tengo en la garganta.
Ella nos sonríe e ingresa nuevamente, es una lástima que ella no pueda ver la conmoción tan grande por la que está pasando mi cabeza.
-Sky- me llama al notar que no estoy prestándole atención, levanto la cabeza en su dirección y asiento, mostrándole que ahora si estoy atenta.- ¿Quieres ir a preparar tus maletas?-
Ya está. Alguien hizo la pregunta. ¿Qué quieres Sky? Me pregunté a mi misma.
Cuando era niña estaba lista, atenta, deseosa por este momento, podía venir alguien y llevarme consigo en el momento que quisiese y yo no dudaría un segundo en seguir a esa persona al fin del mundo con tal de tener una familia, pero cuando llegue al periodo de la resignación me dije a mi misa que no había un mejor lugar que este como mi hogar, podían haber cientos y miles de familias que me hicieran feliz, pero este siempre sería el primer lugar que me mostro amor además de la calles abandonadas, pero al igual que las calles, era solo un hogar temporal, que debería abandonar cuando llegara la hora, pero ¿Quién decía que no había llegado ya la hora de partir? Si ya estaba lista cuando era una niña ¿Por qué ahora no?
- Puedo... ¿puedo pasar una noche más aquí?- miraba a mis futuros padres y a la madre superiora alternamente, sin saber a cuál de ellos debí pedirle permiso para quedarme un último día, o pidiéndole permiso a ambos tal vez. Tanto los Morgan como la madre superiora dan su consentimiento.
-Volveremos mañana, y si tú te arrepientes de tu decisión, nosotros lo entenderemos perfectamente- me asegura Nora antes de darme un último apretón de manos, Marcus fue otro tema.
-Por favor no te arrepientas- me pidió como si fuera un niño y yo le di una sonrisa ladeada.
Rápidamente rescato mi mochila del piso.
-¿Podemos, mis amigas y yo, faltar hoy al colegio?- la madre superiora lo piensa por un momento, pero al final termina asintiendo.
Al salir de allí me pellizco para saber que no es uno más de mis sueños, estúpidamente sonrió porque me duele, lo que me dice que esto es muy real.
ESTÁS LEYENDO
Forever Young.
Teen Fiction¿Saben que es lo mas complicado de ser huerfana? Facil, vivir en un orfanato a los 16 años. ¿Saben porque? La respuesta para todos aqui es demasiado obvia, te queda un año antes de intentar, con todas tus fuerzas, conseguir una buena beca para en...