Capitulo 3: Despedida.

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El primer lugar en el que se me ocurre buscar a Lex es en la habitación, pero no está allí, y lo más seguro es que allá ido al lugar donde siempre se esconde cuando los nervios la invaden y su ansiedad se descontrola, efectivamente la encuentro sentada en una mesa del comedor refunfuñando. Que este en compañía de Marina y Sophie no me sorprende tanto como ver que también están junto a ellas tres Jace, Fénix y Lucas, este último es el mejor amigo de Jace, todos ellos están esperándome en una mesa junto a la hermana Elena quien luce muy enfadada con ellos, pues tiene el ceño fruncido.

-¿Qué hicieron ya?- le pregunto incapaz de descubrir porque esa gentil mujer puede llegar a enfadarse con alguien.

-No quieren ir al colegio- pone sus manos en la cintura y adquiere una pose que en la hermana Micaela queda aterradora, pero en ella queda como una niñita con la cara arrugada haciendo un berrinche.

-La madre superiora nos dio a todos permiso de faltar hoy- en parte es una mentira, pues los tres varones no estaban en los planes, pero no creo que la madre superiora se enoje por eso hoy.

Ella me examina por un momento, como si no terminase de creer se mejante disparate pero termina por aceptar mis palabras y se retira.

Tomo asiento entre Lex y Sophie, todos lucen muy nerviosos y el hecho de que yo me quede completamente en silencio no es de gran ayuda.

-Estoy imaginándome cosas feas y todas terminan en la forma de esconder un cadáver, dinos ya ¿Qué demonios quería esa mujer?- Sophie jamás sería difícil de reconocer con la sutileza que tenía al hacer preguntas, pero era muy valiente, todos aquí deben estar ansiosos por que yo responda.

Busco entre los presentes los ojos de esa persona que siempre ha estado para mí, la que siempre me arrastraba a problemas pero se encargaba de que yo saliera impune si nos atrapaban.

Los ojos se me llenan de lágrimas al toparme con la mirada de Lex, ella se asombra al percatarse de eso, no lloraba fácilmente y menos aún delante de tantas personas. Ella me envuelve entre sus brazos como si fuera una niña pequeña y me susurra una nana al oído mientras la represa en mi interior se rompe y las lágrimas caen una por una, mis sollozos son bajos, pero el sacudir de mi cuerpo les advierte a todos lo increíble, estoy llorando, llorando de felicidad aunque ellos no lo sepan.

-¿Qué paso Sky?- me susurro al oído Lex como si en verdad no quisiera tener que preguntar aquello. Me separo, solo lo suficiente como para que ella pueda ver mis ojos.

-Me adoptaron- no cometo el error de intentar limpiar mis lágrimas, ella se sorprende por un minuto pero se recompone a tiempo para darme otro abrazo.

-Felicidades, muchísimas felicidades- me susurra mientras me abraza aún más fuerte.

Cuando el resto entendió por fin, que mis lágrimas eran de felicidad, suspiraron más aliviados y se tomaron turnos para abrazarme, Marina incluso soltó un par de lágrimas.

-¿No tendrías que estar haciendo las maletas?- la pregunta de Lucas se gana la atención de todos, seguramente porque diga algo coherente por una vez.

-Me dejaron quedarme una noche más, para que lo piense bien... ya saben, por si me decido quedarme-

-¡Estás loca!- el poco filtro verbal de Sophie es el único que se anima a decirme algo como aquello.

-No desaproveches esta oportunidad, no te hagas eso- las palabras de Marina me dan fuerza para tomar mayor convicción con esta decisión.

-Tenemos que hacer este día memorable- dijo Lex y todos asintieron.

El día no fue memorable, pero fue perfecto. Hicimos todas las cosas que me gustaban, vimos películas policiacas, almorzamos comida chatarra, fuimos a patinar, cenamos y juntamos los colchones de nuestras cuatro camas, los chicos no tenían permitido para quedarse con nosotras, en la habitación que compartía con Lex.

Siempre me imagine mi último día aquí así y ahora mirando el techo de mi habitación, escuchando las respiraciones de mis amigas mientras dormían, no podía evitar pensar en ello. Teníamos un acuerdo tácito, cuando llegará ese día, dormiría con Marina y Sophie, Alexia me esperaría al día siguiente en la oficina de la madre superiora para llevarme a su departamento, donde viviríamos juntas e iríamos a donde el viento nos lleve, hasta que Marina cumpliera la mayoría de edad y después vendríamos por Sophie, viviríamos las cuatro juntas hasta que el camino no separase. Pero ahora los planes cambiaron, seria yo quien las dejaría y luego yo esperaría por ellas.

-¿Me estarás esperando cuando salga de aquí?- Lex habla en voz baja para no despertar a las chicas, si a mí iba a costarme conciliar el sueño a Lex le resultaría imposible. Voltee para estar cara a cara con ella.

-Por supuesto que si tonta, nos veremos casi todos los días y si me cambian de colegio seguiré yendo al gimnasio y a natación, pediré permiso para que te quedes conmigo los fines de semana. Nunca te dejaría sola aquí dentro Alexia- le aseguro, ella se cruza de su colchón al mío, como cuando éramos niñas y tenía miedo de la oscuridad.

-¿crees que la distancia no será un problema?- su voz sonaba tímida, como si de repente hubiera perdido toda la seguridad que siempre la caracterizaba y no puedo evitar recordarla cuando era niña.

Lex era muy temerosa e insegura, era todo lo contrario a lo que es ahora, tenía un profundo miedo al abandono, un miedo que ahora combate muchísimo mejor, pero es el miedo que todo huérfano siente.

-Yo no soy como ellos, yo no te abandonaré- sé que ahora mismo en su mente ronda ese único recuerdo que tiene de su madre biológica dejándola sola en la verja de hierro del orfanato luego de tocar el timbre y salir corriendo en la oscura noche, acaricie su cabello, justo como hacia cuando éramos niñas y a veces seguía haciendo cuando una pesadilla invadía su sueño.

-Lo sé- suspiró antes de quedarse dormida.

Acaricie su cabello un rato más, hasta que sentí a Morfeo llamarme exigiendo mi presencia entre sus brazos y yo como una débil humana no me resistí a su llamado.


Forever Young.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora